El mayor temor de miles de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos se hizo ayer realidad en Guadalupe García de Rayos, una madre de familia de origen mexicano, quien tras más de 18 años de vivir y trabajar en Arizona fue deportada a México.

“Ellos dicen que soy criminal porque trabajo, no se me hace justo”, dijo Lupita, como la conocen familiares y amigos, en Nogales, Sonora, ciudad a la que fue repatriada.

Lupita llegó a EU a los 14 años como inmigrante, sin documentos, junto con su familia. En 2008 fue detenida en una redada ordenada por el sheriff de Maricopa, Joe Arpaio; hallaron que tenía papeles falsos, lo que es un delito. Estuvo detenida tres meses en una prisión del condado y tres más en un centro de detención para migrantes, del que salió gracias a una fianza.

En 2013, una corte de inmigración ordenó su deportación, pero se acogió al programa de Familia Unida del ex presidente Barack Obama, en el que se le otorgó un permiso de trabajo. Desde entonces, cada año debía cumplir con un registro ante los oficiales del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). El miércoles, cuando acudió a hacer el trámite anual, fue detenida.

“Tenía mucho miedo cuando fui ante el ICE, pero no me iba a esconder, yo no quería eso”, dijo Lupita a EFE.

Relató que pasada la noche fue trasladada en un auto encubierto del ICE y se sintió como el narcotraficante mexicano Joaquín El Chapo Guzmán, “una criminal”.

Aseguró que no le permitieron avisar a su familia ni le dieron derecho a un abogado, por lo que piensa que las autoridades migratorias ya tenían lista su orden de deportación.

Dijo que es posible que la conocieran, porque ha realizado activismo promigrante en la Organización Puente de Phoenix, Arizona.

Su caso, que es seguido por medios de cobertura nacional en EU, se ha convertido en un símbolo de la política de mano dura contra la inmigración del presidente de EU. “El trato de la administración Trump a Guadalupe García de Rayos prueba que sus agentes están persiguiendo una política de deportación total, inexorable y sin prioridades, como se destaca en su orden ejecutiva para la seguridad interior”, manifestó la organización America's Voice.

“Lupita es sólo el primer caso de gran repercusión mediática. Es indignante ver que una madre común es tratada como un peligro para EU. No lo es”, dijo Lynn Tramonte, vicedirectora del Fondo para la Educación de America's Voice. “Estados Unidos, despierta: ésta es la forma que adopta la deportación masiva”.

Para Trump, los indocumentados prioritarios para deportación son todos los que tengan antecedentes policiales, independientemente de la gravedad de los mismos, sostienen organizaciones de derechos civiles.

Al respecto, las autoridades migratorias de EU señalaron que “el caso de la señora García fue revisado en múltiples niveles (...) y los jueces sostuvieron que no tiene una base legal para permanecer en EU”.

Agregaron que continuarán deportando “a individuos con condenas por delitos que tienen órdenes finales de expulsión”.

Ahora, Lupita considera quedarse en Nogales para estar cerca de su familia, su esposo (también indocumentado) y sus dos hijos que nacieron en EU. 

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