Brasilia.— Más cárceles, más seguridad y separación de presos por su grado de peligrosidad: el gobierno de Brasil anunció ayer un amplio programa de modernización de su sistema penitenciario como reacción a la reciente masacre que dejó 56 muertos en una prisión de Manaos, en la Amazonia brasileña.
El presidente Michel Temer compareció para pronunciarse por primera vez sobre la matanza carcelaria, ocurrida entre el día de Año Nuevo y el lunes y considerada la segunda peor en la historia brasileña, y anunciar el nuevo Plan Nacional de Seguridad Pública.
Después de recibir críticas durante tres días por su silencio, Temer generó malestar ayer al calificar como “accidente pavoroso” la masacre, que se debió, según las investigaciones, a una ataque premeditado de un grupo criminal contra otro dentro de la cárcel.
La sangrienta masacre ha generado un fuerte debate sobre la crisis del sistema penitenciario en el país que tiene la cuarta población carcelaria más grande del mundo.
Los planes para afrontar la crisis prevén la construcción de nuevos presidios de alta seguridad. “Vamos a construir cinco presidios federales más para líderes [criminales] de alta peligrosidad”, explicó Temer.
Los penales bajo custodia federal son considerados como más seguros frente a las cárceles convencionales, muchas de las cuales son gestionadas por empresas privadas. Brasil cuenta actualmente con cuatro presidios federales e inaugurará un quinto en octubre. A ellos se suman los anunciados por Temer, que deben ser construidos por un costo de entre 40 y 45 millones de reales (de 12.5 a 14 millones de dólares).
Otras medidas son la instalación de bloqueadores de señal de telefonía celular dentro de las cárceles con fondos de 150 millones de reales, así como la separación de presos.
Los reclusos más peligrosos “deben estar físicamente en instalaciones distintas”, dijo Temer. Organizaciones de derechos humanos denuncian desde hace tiempo el control que ejercen poderosos grupos del crimen organizado como el llamado Primer Comando de la Capital (PCC), originario de Sao Paulo, sobre las cárceles del país.
El ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, habló de una proceso de “modernización” y “racionalización” de las prisiones para conseguir bajar las tasas de homicidios dentro de ellas, que el diario Folha de Sao Paulo calculó este jueves en 57 muertes por cada 100 mil personas.
“Arrestamos mucho, pero arrestamos mal”, admitió De Moraes, quien mencionó como un objetivo la reducción “cuantativa” del ingreso de personas en las cárceles. “Los crímenes sin violencia deben ser tratados de manera distinta a los crímenes violentos”, consideró.
Las prisiones brasileñas, con una capacidad para 371 mil 884, albergan actualmente a más de 622 mil personas, según cifras oficiales. A la superpoblación y el hacinamiento se suman las habituales prácticas de tortura y la violencia de los grupos organizados.
TantoTemer como De Moraes dijeron que las autoridades federales y estatales no eran responsables de la masacre ocurrida en la prisión de Masaos. “La prisión estaba subcontratada y privatizada, por lo tanto no hay una responsabilidad objetiva, clara y definida de los agentes públicos”, dijo el mandatario, en tanto que el ministro de Justicia acusó directamente a la compañía Umanizzare por no administrar la prisión como era debido.
Según el canal Globo News, días antes de lo ocurrido ingresaron armas de fuego al penal. La reyerta estuvo acompañada durante los dos días por levantamientos en otras tres cárceles de Manaos, que debían servir aparentemente como cortina de humo. Otras cuatro personas murieron en uno de esos motines.