Al menos 36 personas murieron ayer en un ataque suicida en Bagdad, reivindicado por el Estado Islámico (EI), el cual ensombreció la visita a la capital iraquí del presidente francés, François Hollande, quien pidió más apoyo a las fuerzas iraquíes para combatir a la milicia terrorista.

Un atacante se hizo volar por los aires en su vehículo en la zona comercial de Sadr City, un barrio chiíta situado en el este de la ciudad, dejando un saldo de 36 muertos y 62 heridos, informaron fuentes del Ministerio de Interior iraquí.

Según el primer ministro, Haider al Abadi, las víctimas son trabajadores eventuales a los que el atacante atrajo a su vehículo prometiéndoles empleo, antes de detonar los explosivos.

El atentado fue reivindicado por EI, grupo terrorista sunita que ya perpetró otros ataques contra zonas chiítas en Bagdad, a menudo en lugares concurridos como mercados o restaurantes para lograr el mayor número posible de víctimas.

Según el Ministerio de Interior, ayer hubo otros dos atentados con coche bomba cerca de hospitales en el centro y el este de Bagdad que dejaron víctimas mortales y heridos.

Un auto lleno de bombas estalló cerca de la mezquita de Um al-Tubool en la entrada del barrio de Dakhliyah, sur de Bagdad, lo que causó la muerte de un civil y dejó 10 heridos. Al parecer, el ataque estuvo dirigido contra el convoy de un clérigo sunita, quien resultó ileso.

Otro atentado con auto bomba arrasó el barrio de Zaafaraniyah en el sureste de Bagdad, lo que dejó tres heridos. Un cuarto coche bomba fue detonado en el estacionamiento del hospital Kendi del este de la capital, causando cuatro lesionados.

Otra bomba, colocada a un lado de un camino cerca del hospital Al-Chwadir, en Ciudad Car, al este de Bagdad, dejó cinco heridos. El Estado Islámico reivindicó los ataques a través de su portavoz, la agencia Amak.

Los ataques del EI en esta zona buscan incrementar las tensiones entre la mayoría chiíta y la minoría sunita del país. Además, el grupo terrorista se enfrenta ahora a la ofensiva lanzada en octubre por el Ejército iraquí y los peshmerga kurdos para recuperar la ciudad de Mosul, principal bastión de los terroristas en Irak.

Ante esto, el presidente François Hollande pronosticó ayer en Bagdad que en unas semanas se habrá liberado a la ciudad de Mosul.

Aunque sigue habiendo numerosos atentados, el Estado Islámico está retirándose, afirmó Hollande en una rueda de prensa conjunta con al Abadi en Bagdad. No obstante, hay que intensificar los esfuerzos para apoyar a las fuerzas de seguridad iraquíes, afirmó.

En las últimas semanas la ofensiva sobre Mosul avanzó con lentitud ante la fuerte resistencia mostrada por los yihadistas. El Estado Islámico atacó ayer a las fuerzas iraquíes al sur de Mosul, forzándolas a retirarse de varias posiciones, informó un miembro de las fuerzas de seguridad en condición de anonimato.

La importante refinería de Biyi, ubicada unos 150 kilómetros al sur de Mosul, fue atacada por los yihadistas, agregó el oficial.

Según Amak, el grupo terrorista cortó la principal ruta gubernamental de abastecimiento entre Biyi y Mosul. Según el oficial, la carretera que une ambos puntos fue bloqueada a la circulación.

El próximo objetivo en el combate contra el Estado Islámico es la ciudad siria de Al Raqqa, que también está en manos de los extremistas, aseguró Hollande, quien garantizó que su país continuará implicado en la intervención militar contra el grupo terrorista en Irak y en Siria hasta el final.

Francia forma parte de la coalición internacional que lidera Estados Unidos y que combate al Estado Islámico en Irak y Siria.

El Ejército francés apoya al iraquí con instructores, asesores y artillería. Además, la fuerza aérea francesa bombardea posiciones de los yihadistas en Irak y Siria, donde la milicia proclamó un califato.

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