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Cientos de manifestantes, incluidas familias con niños pequeños, marcharon desde la Casa Blanca hasta el Hotel Trump en esta capital, para repudiar la orden migratoria del presidente estadunidense Donald Trump contra inmigrantes de siete países.
“Alto al racismo, alto al odio”, coreó la multitud luego de ocupar la acera frontal del Viejo Edificio Postal, sede del hotel, sobre la histórica avenida Pensilvania, ondeando banderas estadunidenses y pancartas, con leyendas como “No a la prohibición, no al muro”.
Aunque la policía formó una valla de seguridad alrededor del edificio, los manifestantes se ubicaron en ambos lados de la barrera, así como en una de las puertas de acceso al inmueble, que fue cerrado por motivos de seguridad.
“Los inmigrantes hacen grande a los Estados Unidos”, rezaba una manta ondeada por dos jóvenes, mientras que otros gritaban hacia el edificio: “Donald Trump se tiene que ir, Donald Trump se tiene que ir”, al ritmo de los batientes de un tambor.
Detrás de la valla policial, una joven logró colarse para levantar un pequeño cartel con el mensaje “No a la prohibición a los musulmanes”, mientras otro grupo de jóvenes cantaba: “El amor hace grande a Estados Unidos, no el odio”.
La protesta formó parte de una serie de movilizaciones espontáneas realizadas en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Boston, luego de la nueva ronda de órdenes migratorias del nuevo presidente estadunidense.
Trump anunció el viernes pasado nuevas medidas para verificar los antecedentes de refugiados que buscan asilo en Estados Unidos, a fin de impedir el ingreso de potenciales terroristas.
Asimismo, suspendió durante 120 días la entrada de todos los refugiados, detuvo indefinidamente la llegada de personas procedentes de Siria, y durante 90 días la de los siete países con población predominantemente musulmana.
La noche del sábado, una jueza federal bloqueó parcialmente la orden ejecutiva migratoria del presidente Donald Trump y prohibió que los inmigrantes de siete países detenidos en Estados Unidos sean deportados a sus países de origen.
La jueza Ann Donnelly, de la Corte Federal Distrital de Brooklyn, determinó que la ejecución de las acciones ejecutivas del presidente podría provocar “daño irreparable” en los inmigrantes, muchos de los cuales han recibido visas o estatus de refugiados.
lsm