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El presidente Donald Trump colocó a Centroamérica en la mira de su arremetida contra la migración irregular y con su plan de construir un muro en la frontera de Estados Unidos con México generó temor en Guatemala, El Salvador y Honduras, cuyas economías están atadas a los flujos financieros remitidos por sus connacionales que, legal o ilegalmente, viven en suelo estadounidense.
Luego de que Trump concentró el pasado miércoles su política migratoria en un ataque contra los flujos irregulares de centroamericanos que se dirigen a EU vía México, y advirtió que el muro busca contener esos fenómenos, el gobierno de Guatemala admitió que las remesas son prioritarias para su economía.
“Uno de los grandes problemas que tenemos enfrente son las nuevas políticas proteccionistas” de Trump, dijo el canciller guatemalteco, Carlos Morales, al destacar que Guatemala es un país de migrantes. “Tenemos 3.5 millones de guatemaltecos en EU” y el monto de las remesas aumentó de 6 mil 284 millones de dólares, en 2015, a 7 mil 159 millones de dólares, en 2016, precisó.
El Banco de Guatemala pronosticó esta semana que el monto anual de remesas familiares a ese país bajará a 6 mil 587 millones de dólares, en 2017 y registrará una reducción de 8%.
Los recursos captados por esa vía en 2016 equivalen a 40% de los ingresos totales de divisas de Guatemala y “por lo tanto es de mucha preocupación lo que pueda generarse” con las medidas dictadas por Trump, advirtió Morales. La construcción del muro genera “preocupación”, afirmó, pero recordó que tampoco “es nada nuevo: ya está construido” en parte de los más de 3 mil kilómetros de frontera entre EU y México.
Al subrayar que Trump “va a terminar de construirlo y reforzarlo”, insistió en que “lo que tenemos que hacer es ver cómo asistimos a nuestros migrantes para garantizar que estén seguros, que en el momento de una situación estemos con ellos en la parte legal”.
Morales expuso una mezcla que golpea a Centroamérica en sus nexos con EU: remesas y deportaciones.
Datos oficiales mostraron que en EU viven, legal e ilegalmente, casi 7 millones de centroamericanos: 3.5 millones de guatemaltecos, unos 2.8 millones de salvadoreños y un número indeterminado de hondureños, aparte de comunidades pequeñas de nicaragüenses, costarricenses, panameños y beliceños.
Guatemala, El Salvador y Honduras, que integran el Triángulo Norte de Centroamérica, están entre los países de América Latina y el Caribe que mayor migración irregular generan cada año hacia EU.
Recursos cruciales. Cifras actualizadas y corregidas de los bancos centrales de Guatemala, El Salvador y Honduras mostraron ayer que las remesas familiares aumentaron de 14 mil 203.8 millones de dólares, en 2015, a 15 mil 684 millones de dólares, en 2016.
EU pasó de deportar 72 mil 995 salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, en 2015, a 79 mil 396, en 2016, mientras que las deportaciones de oriundos del Triángulo desde México bajaron de 158 mil 789, en 2015, a 128 mil 294, en 2016, de acuerdo con datos oficiales de los tres gobiernos.
Al asumir, el pasado 25 de enero, en República Dominicana la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez, alertó que “a tono con los cambios que experimentamos a escala global, particularmente en la atención nos merece el relevo en la administración de EU, el cual plantea desafíos en materia de fortalecer las relaciones garantizando el bienestar de nuestros pueblos”.