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La llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense causó alarma en las ciudades santuario, que se han comprometido a mantener su defensa de los migrantes, pese a las advertencias del mandatario.
Una de esas ciudades es Chicago, donde Seemi Choudry, directora de la Oficina de Nuevos Americanos, asegura que seguirán trabajando para apoyar a inmigrantes y refugiados. Dice que buscarán maneras para evitar que sean deportados y crear un fondo de protección para reforzar los servicios de auxilio a los migrantes.
¿Qué hace que Chicago sea una ciudad santuario?
—Hay ciudades santuario por todo el país, pero la forma en la que nosotros lo llevamos un paso más allá en nuestra zona es tener una ordenanza de “ciudad de bienvenida”: una que explícitamente dice que a la gente no se le va a negar servicios en función de su estatus. Nunca habrá un caso en la ciudad de Chicago donde se te vaya a negar algo porque estás indocumentado. Los departamentos de nuestra ciudad no van a hacerlo. En nuestros códigos de la ciudad se dice que cualquiera que pregunte por el estatus [migratorio] está violando la orden.
¿Cuál es el trabajo de su oficina?
—El objetivo principal es hacer que Chicago sea la mayor “ciudad de bienvenida” del país para quienes llegan por primera vez: inmigrantes, refugiados o similares.
En su creación se establecieron 27 iniciativas específicas enfocadas en la creación de puestos de trabajo, de oportunidades en la educación y ciudadanía. Fue un plan de cuatro años y ahora estamos viendo cómo podemos crear uno nuevo, algo así como una versión 2.0.
¿Han tenido que cambiar su forma de trabajo en las últimas semanas?
—Hemos hecho trabajo de forma inmediata. Mi rol es ser capaz de apoyar en toda la ciudad. Trabajo con defensores de la comunidad, organizaciones, personas de interés, la gente sobre el terreno que necesita esta tranquilidad desde los cargos públicos y específicamente desde la oficina del alcalde [Rahm Emanuel].
Han salido muchas preguntas —qué es una “ciudad de bienvenida”, por ejemplo—, y el alcalde ha sido cercano con la prensa. También hemos buscado oportunidades para defender inmigrantes que están en necesidad desesperada de protección legal.
¿Tanto han cambiado las cosas?
—Desde los resultados de la elección presidencial han habido muchísimas preguntas que deben ser respondidas por los expertos. Las comunidades de inmigrantes se están enfrentando a muchas cosas: práctica desautorizada de la ley y papeleo que sólo les ayuda a firmar su camino hacia la deportación. Básicamente les decimos que no hagan nada hasta que hayan hablado con un abogado de inmigración.
Y de ahí es que sale un fondo de protección al migrante.
—Sí. Hemos creado un Fondo de Protección Legal [de un millón de dólares], para ganar músculo. Está pensado como una “subvención condicionada”, lo que significa que es un reto para organizaciones privadas, fundaciones de empresas, abogados privados y fundaciones filantrópicas. Ahora mismo, no podemos mirar hacia el gobierno federal [para el financiamiento].
¿Cuán importante es la comunidad mexicana en la ciudad?
—Es una comunidad dinámica, tenemos una presencia mexicana fortísima. Tenemos agrupaciones por toda la ciudad que están organizadas y dirigidas por personas de origen mexicano. Nuestra ciudad es fuerte porque tenemos muchas y diferentes culturas, herencias y fes.