El Senado de Estados Unidos confirmó ayer al congresista Mike Pompeo como nuevo jefe de la CIA, la principal agencia de inteligencia del país.

Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, criticó a los demócratas por aplazar la votación. “Déjense de juegos políticos”, declaró.

Pompeo, crítico de la política de la administración Obama y defensor de los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), deberá mejorar las relaciones entre la CIA y Trump.

El presidente trató de suavizar la tensión con su visita del pasado fin de semana, en la que culpó a la prensa de la mala relación con la agencia; sin embargo, semanas antes declaró públicamente que desconfiaba de su trabajo.

Más complicado lo tuvo Rex Tillerson para pasar el filtro del comité previo. No le ayudó su pasado como director ejecutivo de la multinacional petrolera ExxonMobil y la relación con Vladimir Putin, presidente ruso.

Tillerson mostró poca preparación en el escrutinio y hasta último momento no se pudo saber el voto de algunos senadores clave, por ejemplo, el republicano Marco Rubio. “He concluido que no sería bueno retrasar innecesariamente o crear controversia sobre esta nominación en particular”, decidió el senador.

Los demócratas aseguraron que tienen serias dudas de su capacidad de enfrentarse a Rusia. La nominación ahora pasa al pleno de la Cámara Alta con la recomendación de aprobación. En este contexto, los servicios de inteligencia de Estados Unidos están investigando los vínculos entre el gobierno de Rusia y el asesor nacional de seguridad de Trump, el general retirado Michael Flynn, publicó ayer el diario The Wall Street Journal. Con información de Notimex

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