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Japón, Australia y otros países firmantes del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) intensificaron hoy los contactos para buscar un "plan B" ante la salida de Estados Unidos del pacto y barajan opciones como abrir la puerta a China.
El nuevo presidente de EU, Donald Trump, cumplió el lunes su promesa electoral de retirar a su país del TPP, pieza clave del giro exterior hacia Asia-Pacífico de su antecesor, Barack Obama, y cuya entrada en vigor ansiaban los otros once países integrantes del pacto con vistas a dinamizar sus economías.
Shinzo Abe y Malcolm Turnbull, los primeros ministros de Japón y Australia, las dos mayores economías del TPP junto a EU y Canadá, han dado un paso al frente para tratar de salvar el acuerdo pese a la ausencia de la primera potencia mundial, a pesar de que aún confían en que Trump rectifique.
"Existe la posibilidad de que el TPP proceda sin Estados Unidos", señaló hoy Turnbull tras hablar por teléfono en la víspera con Abe, así como con los primeros ministros de Nueva Zelanda, Bill English, y Singapur, Lee Hsien Loong, según medios locales.
Japón, por su parte, calificó de "sinsentido" un eventual acuerdo sin Washington "porque se desequilibra la balanza entre intereses fundamentales" y recalcó su intención de convencer a la Administración Trump de las ventajas del TPP, dijo el viceportavoz del Ejecutivo, Koichi Hagiuda.
El país asiático es hasta ahora el único que ha ratificado el pacto, visto por Tokio como un engranaje fundamental dentro de su estrategia de crecimiento económico "Abenomics" y como contrapeso ante la creciente influencia de China en la región.
Entre las opciones para un acuerdo transpacífico alternativo, Sídney apuntó la posibilidad de sacarlo adelante sin Washington o de abrir la puerta precisamente a China o a Indonesia, no incluidos en el pacto.
"Ciertamente existe un potencial para que China se una al TPP", afirmó el primer ministro australiano, quien valoró el compromiso con la apertura de mercados y el libre comercio que el presidente chino, Xi Jinping, mostró en su reciente discurso en Davos.
El gigante asiático y mayor exportador mundial ha emprendido esfuerzos paralelos para aumentar su presencia económica y comercial en la región a través de la Asociación Económica Regional (RCEP) y la zona de libre comercio en Asia-Pacífico (FTAAP) y podría estar ante el escenario ideal para ocupar el vacío dejado por Washington.
El gobierno chino no aclaró hoy su postura sobre el TPP, aunque un centro de estudios adscrito al Ejecutivo señaló el posible interés de Pekín de para unirse al pacto.
"Si se producen nuevas negociaciones sobre el TPP, no creo que haya ningún obstáculo que impida que China se sume", dijo hoy Teng Jianqun, director de Estudios Americanos del Instituto de Estudios Internacionales de China (CIIS), perteneciente al Ministerio chino de Asuntos Exteriores.
Para Tokio, no obstante, invitar a China a la mesa del TPP supondría un elevado riesgo estratégico debido a su peso y a una posible reformulación de las reglas comerciales acorde a sus intereses, por lo que los analistas nipones ven más probable que Japón concentre sus energías en negociar un acuerdo bilateral con EU.
Entre el resto de signatarios, Nueva Zelanda, Singapur, Chile, México y Perú se han mostrado dispuestos a dar una nueva forma al acuerdo, mientras que otros como Malasia o Vietnam ya buscan alternativas como avanzar en la integración económica de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ASEAN).
El ministro de Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, dijo en este sentido que el TPP "tal cual como lo conocíamos ya no está sobre la mesa" y añadió que ha iniciado contactos con los otros socios ante la reunión que se celebrará en marzo en la ciudad chilena de Viña del Mar para analizar la situación tras la decisión de Trump.
Para la entrada en vigor del acuerdo es necesario que sea ratificado por países que representen al menos el 85 de la economía del bloque, en el que EU por sí solo supone el 60 por ciento del PIB combinado de los 12 estados firmantes.
El TPP fue firmado a comienzos de 2016 después de más de seis años de negociaciones por Australia, Brunéi, Canadá, Chile, EU, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, economías que juntas representan el 40 % del PIB mundial.
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