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Washington.— El presidente Barack Obama dio ayer su última rueda de prensa en la Casa Blanca, con la advertencia de que alzará la voz por los 750 mil jóvenes indocumentados (dreamers) a los que protegió de la deportación si Donald Trump decide actuar contra ellos una vez llegue a la Casa Blanca, o si cualquiera de los “valores principales” del país se ven amenazados, al tiempo que aconsejó a su sucesor pensarlo dos veces antes de tomar medidas que puedan tener consecuencias “explosivas”.
“La noción de que los vayamos a castigar —a los dreamers— por una cuestión política o arbitraria, sin que hayan hecho nada, es algo que merecerá que yo me pronuncie”, advirtió. Estos jóvenes llegaron a Estados Unidos siendo niños, acompañando a sus padres. En su mayoría son hispanos que tienen pocos vínculos ya con sus países de origen. “A todos los efectos prácticos son chicos estadounidenses”, dijo Obama.
Ante la imposibilidad de sacar adelante su reforma migratoria por el bloqueo de los republicanos, Obama aprobó en 2012 un programa para proteger a los dreamers de la deportación y por el cual recibieron también permisos temporales de trabajo: Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Trump prometió en campaña poner fin a ese programa. Si decidiera deportar a estos jóvenes, le sería fácil localizarlos, ya que tuvieron que dar sus datos a la administración para acogerse al DACA.
Obama aprovechó la conferencia para defender la importancia de garantizar la libertad de prensa, dado que el presidente electo ha insultado a varios medios de comunicación, a los que considera “deshonestos”.
“Una prensa libre es esencial para la democracia”, dijo Obama, quien se mostró convencido de que tarde o temprano habrá una mujer o un latino en la Casa Blanca. “Si seguimos manteniendo las oportunidades abiertas en todo el mundo, entonces, claro que sí vamos a tener a una mujer presidenta, un presidente latino, un presidente judío, un presidente hindú... Sospecho que en algún momento tendremos presidentes tan mezclados [en sus orígenes étnicos y su identidad] que nadie sabrá realmente qué llamarlos, y eso estará bien”. Según el mandatario, quien el viernes cede el mando a su sucesor, tiene sentido que ascienda a la Casa Blanca “gente con mérito de cada raza, fe y esquina de este país”.
En la conferencia, Obama defendió algunas de sus medidas recientes, como eliminar la política de Pies Secos, Pies Mojados para los indocumentados cubanos, por considerar que representaba “una vieja manera de pensar que no tenía sentido” en el proceso de normalización de las relaciones con Cuba.
Además, argumentó que tenía sentido conmutar la pena a la ex soldado Chelsea Manning, quien en 2010 filtró numerosos documentos secretos a WikiLeaks y que podrá salir de prisión en mayo. Obama dijo que Manning, quien se sometió a una cirugía de cambio de sexo estando en prisión —antes era Bradley— ha cumplido una sentencia “dura” de prisión y consideró que “se hizo justicia”.
El jefe de Estado saliente abogó por mantener una “relación constructiva” con Rusia, pero pidió a su sucesor que no “confunda” las sanciones económicas contra aquel país, y que están relacionadas con el conflicto en Ucrania, de las negociaciones para reducir los arsenales nucleares. Trump ha dicho que quiere mejorar las relaciones con el Kremlin, pese a que agencias de inteligencia de EU acusan a ese país de intervenir en las elecciones estadounidenses a favor del magnate y en contra de la demócrata Hillary Clinton.
Obama, quien explicó que al dejar la Casa Blanca se dedicará a reflexionar, a escribir y a pasar tiempo con su familia, habló del conflicto israelo-palestino, externó su temor ante la posibilidad de que haya pasado el momento para la solución de dos Estados y afirmó que “el statu quo es insostenible, es peligroso para Israel”.
Con todo, se mostró optimista sobre el futuro de EU. “Creo en este país. Creo en el pueblo estadounidense. Creo que vamos a estar bien”, dijo. Y concluyó: “Muchas gracias, periodistas acreditados, buena suerte”.