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La investidura de Donald Trump se empapa a partir de hoy de cierto sabor latino, una compleja identidad que trae a Washington un reverendo de Puerto Rico, una banda de música de Florida y hasta una gala hispana, donde se vestirán de largo los asesores latinos del nuevo presidente.
La comunidad hispana tiene un inesperado protagonismo en la toma de posesión de Trump, quien durante la campaña electoral aterrorizó a buena parte de los inmigrantes latinoamericanos con sus promesas de construir un muro entre México y Estados Unidos y deportar de forma masiva a todos los indocumentados del país.
Sin embargo, según datos recolectados por el centro Pew Research, la noche del 8 de noviembre Trump se hizo con el 28 % del voto hispano gracias a su mensaje nacionalista y sus promesas de proteger a Estados Unidos del terrorismo y crear empleos en las zonas industriales y agrícolas, dañadas económicamente.
Entre los hispanos que se han unido a Trump destacan Jovita Carranza y Luis Quiñonez, a los que el millonario barajó para nombrar, respectivamente, como representante de la Oficina de Comercio y como secretario del Departamento de Veteranos, puestos finalmente asignados a Robert Lighthizer y David Shulkin.
Carranza y Quiñonez se unirán a otros miembros del comité hispano de Trump en un suntuoso hotel de Washington, a la orilla del río Potomac y que servirá de escenario para la gala hispana.
"Este será un fabuloso evento para celebrar la elección de Donald Trump y reconocer a los líderes latinos que trabajaron tan duro para que saliera elegido", consideró en un comunicado Carranza, de origen mexicano y que fue subdirectora de la Agencia para el Desarrollo de la Pequeña Empresa (SBA, pro su sigla en inglés) con George W. Bush.
Presidida de manera honorífica por el congresista republicano Raúl Labrador, de origen puertorriqueño, la gala hispana cuenta con decenas de invitados pero no está confirmada la presencia de Trump.
En donde sí estará el millonario será el viernes en el Congreso, donde jurará su cargo como presidente de Estados Unidos ante miles de personas, entre ellas el reverendo Samuel Rodríguez.
Director de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC), unos de los mayores grupos evangélicos latinos de Estados Unidos, Rodríguez se encargará el viernes de leer unos fragmentos de la Biblia y participará así junto a otros líderes religiosos en la ceremonia de investidura de Trump.
"Quiero que él entienda que el pueblo inmigrante no es una maldición para este país, sino que es la bendición más grande que Dios ha otorgado a Estados Unidos en el siglo XXI", dijo a Efe Rodríguez, quien se reunió con Trump para hablar sobre inmigración por primera vez en julio del año pasado.
El religioso pide a la comunidad hispana que confíe en Trump, especialmente porque tras las elecciones ha suavizado el tono que usó durante la campaña electoral y ha pasado de llamar "criminales" y "violadores" a los mexicanos a reconocer que los inmigrantes indocumentados son "gente fantástica".
La filosofía del religioso de poner la otra mejilla contrasta con las protestas que varios grupos progresistas han planeado para interrumpir el desfile que encabezarán Trump y su vicepresidente, Mike Pence, y que recorrerá la avenida Pensilvania desde el Congreso hasta la Casa Blanca.
En ese desfile, estará una banda de música del instituto Palmetto Ridge de Naples (Florida), compuesta por un 40 % de estudiantes hispanos y que tuvo que recaudar 135.000 dólares para poder pagar su viaje de autobús de 22 horas hasta Washington, la comida y el alojamiento.
Con esa doble realidad de protestas y celebraciones, la capital de Estados Unidos se convierte desde hoy en un escenario de la división que acecha a todas las comunidades, incluida la hispana.
La religión, el empleo y la preocupación por la seguridad nacional fueron algunos de los puntos que motivaron a votar por Trump a algunos grupos de latinos, como los cubanos-estadounidenses que respaldaron al millonario de manera abrumadora en el estado clave de Florida.
Ahora, Trump y sus asesores hispanos se enfrentan al reto de unir al país y gobernar para toda la población, incluidos los latinos que siguen rechazando rotundamente sus ideas.