San José.— Al asomar 2017, y en la misma fecha en que recordó el 58 aniversario del triunfo de la revolución cubana, 36 días después de la muerte de Fidel Castro, Cuba alertó por las “interrogantes” del futuro de las negociaciones con Estados Unidos en el gobierno de Donald Trump y ratificó sus cuatro pautas para el diálogo Washington-La Habana.

Los puntos reafirmados el primer día de 2017 son precisos: respeto recíproco, observancia del derecho internacional y de la Carta de la Organización de Naciones Unidas, “levantamiento” del bloqueo económico que Washington impuso a La Habana en 1962 y “devolución” del área de Guantánamo, en el oriente de la isla, que EU ocupa desde 1903 como base militar.

“La isla persiste en la disposición de avanzar en un diálogo” con EU bajo esos cuatro conceptos y sin olvidar el legado socialista de Fidel, fallecido el 25 de noviembre pasado, recalcó el periódico Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista de Cuba.

La duda es si Trump los seguirá. Nadie pronostica que el próximo mandatario adopte medidas extremas, como volver a romper relaciones diplomáticas entre ambos países vecinos y rivales desde poco después del triunfo revolucionario de 1959, pero tampoco hay esperanza de que el magnate olvide el pasado de confrontación y acelere negociaciones con la revolución comunista. En su campaña, Trump rechazó la política del presidente saliente, Barack Obama, con Cuba a partir de diciembre de 2014 en acuerdo con el presidente cubano, general Raúl Castro, y que llevó en julio de 2015 a restablecer lazos diplomáticos bilaterales luego de más de 54 años de ruptura.

“Cualesquiera que sean las políticas de Trump hacia Cuba, sin duda que no estarán signadas por la filosofía del apaciguamiento”, alertó el disidente cubano Elizardo Sánchez, presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

“Obama avanzó todo cuanto pudo sin recibir prácticamente una respuesta a cambio del gobierno. Trump ha dicho que pedirá que el gobierno de Cuba dé cambios simétricos respecto a los cambios que haga Washington”, dijo Sánchez a EL UNIVERSAL. Sin embargo, descartó una ruptura diplomática, “porque son lazos entre Estados y si el gobierno de EU ya tiene relaciones con [viejos enemigos como] Vietnam o China, tampoco es malo que las haya”.

Aunque el embargo económico a Cuba persiste sin variantes sustanciales, Obama flexibilizó turismo, vuelos comerciales, remesas familiares y otros negocios, pero Trump prometió al anticastrismo de Florida que volverá a endurecer la política a Cuba.

La Casa Blanca alertó el pasado 13 de diciembre a Trump que retroceder sería dañino para EU y Cuba, porque en un cambio de gobierno triunfaría “la línea dura” comunista de la revolución. El 24 de febrero empieza el último año de régimen de Castro y se abrirá una transición sin precedentes, aunque Cuba anticipó que no habrá reforma política.

La Habana sigue sin dar pasos de apertura y tolerancia política mientras Washington sí hace cambios, adujo Sánchez. “Las fórmulas de apaciguamiento contra los gobiernos autoritarios, dictatoriales, dan poco resultado”, aseguró. “Sólo surten efecto con firme presión internacional”, recalcó.

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