La organización Human Rights Watch (HRW) advirtió ayer de la posibilidad de que el mundo entre en una nueva “era negra” para los derechos humanos debido al resurgimiento de una peligrosa ola de populismo encarnada por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Además, exhortó a los países del continente a presionar para contrarrestar lo que considera como actos represivos de los gobiernos de Cuba y Venezuela.

Hacía años que HRW no presentaba su informe anual en Washington, ciudad que ahora “representa” la amenaza del autoritarismo para los derechos humanos en el mundo y que ha tomado el relevo a Estambul, sede de la anterior presentación, detalló ayer en una rueda de prensa el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.

“Si prevalece la atracción del líder autoritario y las voces de la intolerancia, el mundo corre el riesgo de entrar en una era oscura”, alertó Roth durante la presentación del informe.

La organización alerta de una “nueva generación de populistas”, que pretende hablar por el “pueblo” y, en nombre de la “voluntad de la mayoría”, amenaza los derechos de aquellos que ven como un obstáculo, es decir, los refugiados, las minorías, los inmigrantes y las comunidades indígenas. “El nativismo, la xenofobia, el racismo y la islamofobia están en auge”, alertó Roth, que comparó a los nuevos “demagogos” con los fascistas y comunistas del pasado siglo.

El director ejecutivo de Human Rights Watch consideró que la campaña presidencial de Trump ha sido un ejemplo de la “política de la intolerancia” basada en ataques a las mujeres, a las personas con discapacidad, a los musulmanes, a los refugiados y a los inmigrantes indocumentados.

“Nos preocupa profundamente que Trump mine muchos de los estándares que son vitales para la democracia”, dijo Roth. En ese sentido, habló de los ataques a los inmigrantes indocumentados formulados por Trump, quien en la campaña presidencial prometió deportar a los 11 millones de indocumentados que viven en EU, y tras las elecciones dijo que expulsaría a los que tienen “antecedentes penales”, cerca de tres millones. Roth denunció que hay poca claridad sobre el criterio que usará el gobierno de Trump para determinar quiénes entran dentro de la categoría de “criminal”, puesto que en muchos casos los inmigrantes cuentan con antecedentes penales por haber tratado de reingresar de manera irregular en territorio estadounidenses.

“Hay que tener mucho cuidado para ver qué significa eso de ser criminal”, subrayó Roth.

Dentro de esa ola de populismo, la organización alertó de “una nueva fascinación por el autoritarismo” y de la pasión que despiertan los líderes que implementan la ley del más fuerte.

Es el caso, señaló, de Venezuela, un país que según Roth “es una muy buena ilustración del fenómeno del hombre fuerte y autoritario, pero también del desastre que eso significa para la gente del país”.

HRW comparó la situación de autoritarismo en Venezuela con la de Cuba, donde el gobierno de Raúl Castro “continúa reprimiendo el disenso y castigando la crítica pública”.

Para el director ejecutivo de HRW, la solución para Venezuela y Cuba pasa por un enfoque multilateral y no sólo por el acercamiento unilateral de Estados Unidos, cuya aproximación con La Habana no ha traído los progresos en derechos humanos a los que aspiraba la organización humanitaria.

Otros ejemplos de líderes que imponen la ley del más fuerte, según HRW, son los presidentes rusos, Vladimir Putin, y chino, Xi Jinping, y como muestra de autoritarismo puso al mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, de quien dijo ha usado el fallido golpe de Estado para “reprimir” a decenas de miles de personas.

Sobre Europa, el reporte advierte que la crisis de los refugiados y la oleada de ataques terroristas han reforzado sentimientos de islamofobia y xenofobia. Como muestra de esa situación, Roth señaló la victoria del Brexit (la salida de Reino Unido de la Unión Europea) y la creciente influencia de los líderes de la derecha radical europea, como la francesa Marine Le Pen. También denunció los constantes ataques a la población civil siria por parte del presidente Bashar Al-Assad. “Son la razón por la que tenemos más de cinco millones de refugiados", dijo Roth.

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