En septiembre de 2016, dos meses antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el presidente Barack Obama dijo que internet no podría convertirse en “el salvaje Oeste”, en referencia al ataque que piratas informáticos habían realizado contra la red del Comité Nacional Demócrata.

En diciembre pasado, el diario estadounidense The Washington Post, publicó un informe de la CIA en el que la agencia llegaba a la conclusión de que Rusia llevó a cabo ciberataques contra las sedes de los dos principales partidos (Republicano y Demócrata) para ayudar a Donald Trump a ganar las elecciones del 8 de noviembre.

De acuerdo con los informes de la inteligencia estadounidense:

Los ciberataques, orquestados por hackers rusos, iniciaron en el verano de 2015 y concluyeron en la la primavera de 2016.

Se vulneró la seguridad de agencias gubernamentales, universidades, organizaciones políticas y empresas.

Los hackers enviaron correos electrónicos a más de mil direcciones, los cuales contenían enlaces a páginas piratas que pedían al usuarios cambiar contraseñas, lo cual dió a los piratas acceso a las redes del correo interno del Partido Demócrata y de campaña de la candidata Hillary Clinton y les permitió robal la información.

Personas relacionadas con el gobierno ruso filtraron a WikiLeaks miles de correos electrónicos del Partido Demócrata y el equipo de campaña de Clinton.

Los hackers también habrían violado los sistemas del Partido Republicado. El FBI concluyó que los rusos fracasaron en su intento, pero otras agencias estadounidenses consideran lo contrario.

Se desconoce el motivo por el cual solo se difundió la información que afectaba a la candidate demócrata, pero las agencias de inteligencia concluyeron que el objetivo de Ruisia era ayudar a Trump a ganar las elecciones.

Las mismas agencias concluyeron que el presidente ruso, Vladimir Putin, estuvo informado de la operación.

En repetidas ocasiones Donald Trump desestimó los informes de inteligencia en el sentido de que Rusia estaría detrás del hackeo; fue hasta ayer (miércoles) que reconoció por primera vez que el Kremlin estaba involucrado.

Varios funcionarios del gobierno de Moscú y el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, han negado su participación.

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