Rusia volvió a rechazar ayer las acusaciones de Estados Unidos de haber ordenado ataques de hackers para influir en las elecciones presidenciales de noviembre, y las comparó con una caza de brujas contra Moscú.

“El último informe de los servicios de inteligencia de la Unión Americana, que llega a esa conclusión, es decepcionante”, dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

“Estamos muy cansados de esas acusaciones”, declaró, citado por la agencia de noticias Interfax. “Los estadounidenses llevaron a cabo ese tipo de persecuciones en diferentes periodos de su historia”, añadió Peskov.

También dijo que el presidente ruso Vladimir Putin conoce la parte del informe que se publicó el pasado viernes, que “no tiene nada que merezca la pena leer en detalle”. Se trata de “acusaciones absolutamente injustificadas en un nivel más bien amateur y emocional”, añadió el funcionario ruso.

En tanto, el gobierno de Estados Unidos sancionó ayer a otros cinco rusos, entre ellos un estrecho colaborador de Putin, en virtud de la llamada “ley Magnitsky”, que en sus cuatro años de vigencia ha castigado las violaciones de derechos humanos cometidas por los ciudadanos de ese país.

El más destacado es Alexander I. Bastrykin, titular del Comité de Investigaciones de Rusia, precisó el Departamento del Tesoro de EU.

También están afectados Andrei Lugovoi y Dimitri Kovtun, dos antiguos espías rusos identificados por las autoridades británicas como los responsables del envenenamiento del ex agente Alexander Litvinenko, en 2006.

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