Bogotá.— El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, partió ayer hacia Oslo con una comitiva de unos 30 invitados especiales, entre ellos víctimas del conflicto armado y su equipo negociador con las FARC, para recibir mañana el premio Nobel de la Paz.
El mandatario colombiano ha dicho que el premio equivalente a unos 950 mil dólares lo donará a las víctimas del conflicto. Está previsto que el avión llegue hoy a Oslo, donde será recibido por miembros del Instituto Nobel de Noruega. Para la ceremonia invitó a “representantes de quienes han estado en el centro del conflicto y en el corazón de la solución. Entre ellas, Pastora Mira García, Leiner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince”.
Todos ellos tienen en común, además del sufrimiento, la decisión de perdonar a quienes les causaron daño con la idea de que para que haya paz de verdad en el país es necesaria la reconciliación. Quizás la más emblemática es Betancourt, secuestrada en febrero de 2002 por las FARC en la carretera entre Florencia y la localidad de San Vicente del Caguán, en el sureño departamento del Caquetá, y rescatada en la “Operación Jaque” el 2 de julio de 2008, época en la que Santos era ministro de Defensa y fue quien anunció al mundo la liberación. Esta osada operación militar permitió además el regreso a libertad de otros 14 secuestrados: tres contratistas estadounidenses, siete militares y cuatro policías.
Clara Rojas, secuestrada con Betancourt, fue liberada por las FARC en enero de 2008 y durante su cautiverio tuvo un hijo, de quien fue separada por los guerrilleros y al que sólo volvió a ver a su regreso a Bogotá, donde el menor estaba bajo custodia de las autoridades que lo recuperaron meses antes gracias a la acción de un campesino.
El laureado escritor Héctor Abad Faciolince, es hijo de Héctor Abad Gómez, defensor de los derechos humanos, cuyo asesinato en agosto de 1987 en Medellín “ha llevado su hijo, excelso escritor y periodista, a reflexionar sobre las más profundas causas y efectos de la violencia en Colombia”, señaló la presidencia.
Ese drama familiar está relatado en El olvido que seremos, una de las principales novelas del autor.
Fabiola Perdomo es la viuda de Juan Carlos Narváez, uno de los 11 diputados del departamento del Valle del Cauca (suroeste) secuestrados por las FARC en abril de 2002 en Cali y asesinados en cautiverio a mediados de 2007. Perdomo hizo parte de la delegación de víctimas que se reunió con los negociadores de las FARC en La Habana durante los diálogos de paz con el gobierno.
Víctima múltiple. Pastora Mira, oriunda de San Carlos, en el departamento de Antioquia (noroeste), es tal vez una de las mayores víctimas del conflicto, pues su padre fue asesinado durante el periodo de la violencia partidista y la misma suerte corrieron después sus hermanos, su primer esposo y otros familiares. También fueron asesinados por paramilitares dos de sus cuatro hijos y ella fue víctima del desplazamiento, pese a lo cual no ha cejado en su activismo por la paz y por ayudar a otras víctimas.
Leyner Palacios es un superviviente de la matanza de Bojayá, localidad del departamento del Chocó (oeste), en cuya iglesia una bomba lanzada por las FARC durante un combate con paramilitares mató a entre 74 y 119 personas en mayo de 2002. Palacios es portavoz de las víctimas de esa masacre y también estuvo en las audiencias con las FARC en La Habana.
Liliana Pechené, es una líder de pueblo indígena Misak de Wampia, que se ha resistido al conflicto armado en Silvia, localidad del departamento del Cauca (suroeste) azotada por las FARC, y representa a las víctimas de esa comunidad en los procesos de reparación colectiva.
El sábado, antes de la ceremonia de entrega del premio, el jefe de Estado colombiano será recibido por el rey Harald V y la reina Sonia. La visita a Noruega finalizará el domingo, pero el lunes Santos seguirá su gira por Suecia, España e Italia.