La iglesia de Santa Teresita, en la capital colombiana, recibió ayer a una multitud que acudió a despedir a Yuliana Andrea Samboní, la niña de siete años que fue secuestrada, violada y asesinada el domingo en un barrio acomodado de Bogotá.

Poco después de las 10:00 horas el cortejo fúnebre salió a pie de la Funeraria Los Olivos del barrio Palermo, a escasos metros de la iglesia donde tuvo lugar la misa. La procesión fue encabezada por un payaso triste, seguido por el coche que transportaba el féretro con el cuerpo de la pequeña, escoltado por seis agentes del grupo antisecuestros de la Policía de Colombia, en uniforme de gala. Detrás venían más de un centenar de dolientes.

A su paso por la calle 43, la comitiva rompió el silencio con gritos que reclamaban “justicia para Yuliana” y pedían muerte para Rafael Uribe Noguera, el presunto asesino y de quien ayer se dijo que consumió cocaína.

En el templo, el sacerdote Ruben Darío Ramírez, ofició la misa. La madre de Yuliana, quien está embarazada, no asistió porque se encuentra hospitalizada. Por la tarde, los restos de la niña fueron trasladados al departamento del Cauca, para ser sepultados.

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