El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, vive abonado a los escándalos, y ayer añadió uno más a su colección.
Como siempre, a través de la red social Twitter, ordenó cancelar una orden para la renovación de la flota aérea presidencial, el famoso avión Air Force One, por su alto costo.
“Boeing está construyendo un modelo completamente nuevo 747 Air Force One para los futuros presidentes, pero los costos están fuera de control, más de 4 mil millones de dólares. ¡Cancelen la orden!”, solicitó. El mensaje pareció salir de la nada, algo insólito en el carácter reactivo del magnate, y abrió la caja de los truenos en el país.
Boeing, que tiene en México su mayor proveedor de materiales y piezas en todo el continente, salió rápidamente a aclarar la controversia. En un comunicado, aseguró que de momento sólo está “bajo un contrato de 170 millones” para determinar “los requerimientos únicos” que demanda la Casa Blanca. Trump, sin embargo, se reafirmó en sus palabras: “El avión está totalmente fuera de control. Habrá más de 4 mil millones para el programa del Air Force One y creo que es ridículo. Creo que Boeing está inflando los números. Queremos que Boeing gane dinero, pero no tanto”, dijo el magnate a los periodistas que hacen guardia en la Torre Trump de Nueva York.
Si bien es cierto que se ha iniciado un programa para la renovación de los dos aviones que forman la flota Air Force One y que la empresa encargada de eso es, por el momento, Boeing, las afirmaciones del presidente electo sobre el costo carecen de fundamento real. Por el momento, sólo hay presupuestados cerca de 3 mil millones de dólares para un periodo de cinco años para el diseño, renovación y construcción de dos aeronaves, y no una como insinúa Trump. Las estimaciones del Pentágono calculaban que el costo estaría en los 1.65 mil millones por los dos aviones, aunque el monto final podría escalar teniendo en cuenta las características que deben cumplir los aviones (sobrevivir una guerra nuclear, repostar en vuelo, etc.), pero de todas formas el desembolso final deberá ser aprobado por el Congreso.
El tuit de Trump también carece de concisión en el sentido de que no se puede cancelar una orden todavía no solicitada. Lo que sí se podría hacer es cancelar el programa de renovación de la flota, a pesar de que las aeronaves actuales cumplen el año que viene 30 años de vida operativa.
Mantener los actuales aparatos es costoso. Según algunas estimaciones, cada hora de vuelo cuesta 180 mil dólares. “Esta administración ha hecho un trabajo importante para asegurar que está planificando a futuro para que los futuros presidentes puedan beneficiarse de ello”, justificó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, quien añadió: “Quiero puntualizar que la actualización del Air Force One no está programado que llegue hasta 2023, así que es un plan a largo plazo”.
Es precisamente ese aspecto el que, para los más malpensados, habría despertado las críticas de Trump: el hecho de que él no pudiera disfrutar de las nuevas aeronaves, del modelo 747-8 de cuatro turbinas y que están previstas que se entregue cuando él estaría por acabar un eventual segundo y último mandato. Esa sería una razón tras las palabras de Trump, quien oficialmente busca evitar el despilfarro en Washington. La otra sería desviar la atención de otro escándalo, como la llamada a la presidenta de Taiwán que despertó la ira de Beijing.
Trump es dueño y usa regularmente un Boeing 757 de segunda mano al que dedicó más de 10 millones de dólares para dejarlo a su gusto, incluyendo grifos de oro y asientos de baño de cuero. El Servicio Secreto ya le advirtió que no podría usarlo cuando sea presidente.
No es la primera vez que se pone en duda el costo de una aeronave presidencial, y de hecho el propio Barack Obama canceló una orden de renovación de los helicópteros que usan los presidentes de EU por considerarlos caros.
Por otro lado, el equipo del magnate aseguró que Trump se ha deshecho de todas las acciones que tenía cotizando en la bolsa para evitar cualquier conflicto de interés, incluidas las de Boeing, por un valor de entre 50 mil y 100 mil dólares.
Trump intentó rebajar el nivel de escrutinio de sus declaraciones anunciando un acuerdo con el grupo japonés Softbank, dueño de la empresa de telecomunicaciones Sprint, para la inversión de 50 mil millones de dólares y la creación de 50 mil puestos de trabajo en EU. No se revelaron las condiciones del acuerdo, como tampoco del que le permitió mantener mil empleos de la empresa Carrier que se querían enviar a México.