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A la rabia, indignación y estupor que despertó en Bogotá y el país el crimen de una niña de 7 años en la zona de Chapinero, en el norte de Bogotá, se sumó la denuncia del fiscal general, Néstor Humberto Martínez, de que la escena del hecho fue alterada.
Se trata del caso de Yuliana Andrea Samboní, que el domingo, a las 9 de la mañana, fue secuestrada cerca de su casa en el barrio Bosque Calderón, y a las 7:30 de la noche la encontraron muerta en un apartamento del edificio Equus 66, de Chapinero Alto.
“La muerte de la menor corresponde a asfixia. El cuerpo demuestra que presenta signos de abuso sexual”, informó el director del Instituto de Medicina Legal, Carlos Valdés.
“Lamentablemente después de activar todos los mecanismos de búsqueda se pudo llegar a un inmueble de Chapinero, en el que se ingresó y en una de sus dependencias se encontró el cuerpo de la menor”, informó el director de la Policía Nacional, el general Jorge Hernando Nieto.
El fiscal Martínez, por su parte, dijo: “Tenemos todos los videos desde que fue secuestrada, la vestimenta de la menor, y hemos hecho inspecciones y podemos decirles al país y a la familia que habrá justicia y de manera inmediata”. Y mandó un mensaje contundente: “A los terceros les queremos decir que no permitiremos obstrucciones a la investigación, porque la escena del crimen fue alterada”.
Velas blancas, plantones, protestas y trinos de condolencia e indignación se tomaron las redes sociales y reflejaron el drama de una familia destrozada y decenas de ciudadanos indignados que claman justicia rápida y eficaz. “Que todo el peso de la justicia caiga sobre el responsable”, dijo el presidente Juan Manuel Santos en su cuenta de Twitter.
Durante la madrugada de este martes, la policía ordenó la captura de Rafael Uribe Noguera, el principal sospechoso del crimen, quien está internado en la Clínica Navarra, en el norte de la ciudad.
El inmueble donde fue hallada la menor es propiedad de la familia del sospechoso. En este pasaba temporadas y actualmente se encuentra a la venta, dijo la Policía. A ese lugar llegaron los investigadores siguiendo las placas del vehículo que aparecía en un video. Quien figura como dueño del mismo dijo que lo había vendido recientemente a Uribe Noguera, revelaron los investigadores del caso.
INVITACIÓN A LA PROTESTA
“Yo tengo dos hijas, tengo miedo por ellas; por eso, todas las mujeres tenemos que hacernos sentir, y lo vamos a hacer a través del #niunamenos”, dijo Juliana Botero, una de las vecinas del edificio donde encontraron a la menor.
Ella estaba colocando velas blancas enfrente del mismo y no había terminado la mañana cuando se le unieron más vecinos.
Una de las primeras reacciones fue del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, quien no tardó en citar a la ciudadanía a una manifestación pacífica en la plaza de Lourdes, el lunes a las 6 de la tarde, en Chapinero. “Rechazamos rotundamente las circunstancias violentas que rodearon la muerte de esta menor de edad, que al parecer tuvieron componentes de secuestro, tortura y abuso sexual”, dijo.
En nombre de toda la Administración, se solidarizó con los familiares y puso a la abogada Isabel Agatón al frente del caso, para ayudar a la familia con la asesoría jurídica que necesite.
La tristeza también embargó a los compañeros de la niña, que cursaba segundo grado en el colegio Simón Rodríguez. Estudiantes y profesores comenzaron a hacer carteles para unirse a la marcha citada por la Alcaldía. No entienden quién pudo haber sido capaz de cometer un acto con ese grado de barbarie.
Y mientras toda esa tristeza reprimida se organizaba, en la Clínica Navarra, un grupo de manifestantes, liderados por Ricardo Ruidíaz, director de la Fundación Amigos Unidos, realizaba un acto de rechazo.
“Queremos decirles a los investigadores del caso que tomen en cuenta que el acto del agresor fue consciente, planeado, porque buscó a la víctima; que si manejaba, no estaba tan vulnerado por las drogas, que planeó llevarla a su casa. Todo fue un acto aberrante”, dijo Ruidíaz, mientras sostenía un cartel que decía: “Sí a la prisión perpetua, no a la impunidad para los verdugos de los niños”.
La Defensoría del Pueblo advirtió que “en este caso hay que tener en cuenta la no aplicación de beneficios penales, considerando que la víctima es una niña”.
A todo este movimiento social se le sumaron los tuits de la gente en Twitter, y a través de Facebook muchos pedían justicia inmediata, y otros hasta la pena de muerte o la castración química para el agresor.
La directora del Bienestar Familiar, Cristina Plazas, insistió en que la cadena perpetua para violadores de menores se necesita.
El país está en duelo por una familia destrozada, por una madre que no ha podido salir de un estado de shock, por una bebé de 3 años que no volverá a ver a su hermana y por un padre que pide que el crimen de su hija no quede impune.
Anoche, la plaza de Lourdes se colmó de manifestantes que atendieron el llamado de Peñalosa a protestar.
CRÓNICA DE UNA INFAMIA
La última escena que vio Yesid Samboní de su prima Yuliana Andrea Samboní, de 7 años, fue cuando estaba siendo arrastrada a una camioneta por un hombre desconocido. Con la poca fuerza de un niño de 9 años, trató de evitarlo; agarró a su prima de las piernas, pero el hombre le lanzó una patada y lo apartó.
En ese instante, la madre de la niña, Nelly Muñoz, estaba en la cocina buscando un balde con el que sacaría agua de una quebrada, ya que ese día les habían cortado el servicio. Al salir, conmocionado, Yesid le relató lo sucedido.
“Yo lo vi, sé sus placas, sé cómo era la camioneta; incluso quité mi bicicleta para darle paso, pero no sabía lo que estaba pasando. No sabe la rabia que se siente por no haber sospechado que se estaba llevando a la niña”, se recrimina con dolor Raúl Antonio Benavides, uno de los vecinos.
Cinco minutos es el tiempo que puede tardar un carro en ir desde el Bosque Calderón hasta el apartamento donde hallaron sin vida a la niña, en Nueva Granada. Por la cercanía, Édgar Samboní, tío de la menor, asegura que este hombre ya tenía todo planeado, pues para entrar y salir del barrio se debe conocer el sector.
“Vecinos que vieron la camioneta dicen que el tipo subió, dio reversa en el punto en donde termina la carretera (diagonal a la casa de Yuliana Andrea), subió a la niña y aceleró. Quiere decir que ya había venido”.
cg