Al menos nueve personas murieron en Oakland, Estados Unidos, en un incendio que se registró el viernes en un almacén en el que se realizaba un concierto de música electrónica, informaron ayer las autoridades, quienes temen que la cifra de fallecidos pueda llegar a 40.

El fuego se desató antes de la medianoche en el barrio de Fruitvale. Las llamas sorprendieron a decenas de personas en el edificio, conocido como “The Oakland Ghost Ship” (“El Barco Fantasma de Oakland”), que acogía estudios de artistas y era sede de fiestas.

El techo del almacén se desplomó a consecuencia del fuego, lo que está dificultando las labores de rescate.

“Estamos preparados para lidiar con hasta 40 muertes”, dijo el sargento Ray Kelly, de la Oficina del Sheriff del condado de Alameda. Advirtió que el proceso de rescate será “lento” y durará, al menos, las “próximas 48 horas”.

La jefa del cuerpo de bomberos de Oakland, Teresa Deloach Reed informó: “Hay 25 nombres de gente desaparecida. No estamos seguros si ya se han desplazado por sus propios medios al hospital o han ido a casa de un amigo. No estamos seguros”.

Explicó que gran parte de los fallecidos se encontraban en el segundo piso del almacén, al que se accedía por una escalera temporal. Indicó que se desconoce la causa del incendio.

La portavoz del Departamento de Policía de Oakland, Johnna Watson, señaló que la prioridad es localizar hallar a las víctimas —se estima que en el lugar habían unas 100 personas— y que el suceso no se investiga como un crimen.

La mayoría de los asistentes al concierto eran jóvenes, algunos de nacionalidad extranjera. El músico principal de la velada, Joel Shanagan, alias Golden Donna, pudo salvar la vida, según confirmó su página en Facebook.

“Es tan difícil de aceptar que las vidas de algunas personas realmente maravillosas se extinguieron”, dijo la artista y activista Jenny Yang, quien esperaba noticias sobre amigos desaparecidos.

La hija de la dueña del almacén, identificada como Chor N. Ng, aseguró al diario Los Angeles Times que el inmueble estaba alquilado a un grupo de artistas y que ninguno residía ahí, aunque algunos “trabajaban durante la noche”, ya que era “una cooperativa de arte”.

Antes del suceso, los vecinos se habían quejado por la acumulación de basura y escombros en la calle, indicaron las autoridades.

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