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La Habana.— La revolución comunista de Cuba despidió anoche a Fidel Castro en un masivo acto en Santiago de Cuba, en el que el presidente Raúl Castro descartó que tras la muerte del comandante se vaya a rendir culto a su personalidad. Las cenizas serán depositadas hoy en una ceremonia sencilla e íntima en un emblemático cementerio de esa ciudad “rebelde” y “heroica” del oriente de la isla.
Ante cientos de miles de personas en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, el presidente Castro aseguró: “Juramos defender la patria y el socialismo” para garantizar la independencia y la soberanía de Cuba.
“¡Fidel, Fidel! ¡Hasta la victoria!”, proclamó al concluir. La muchedumbre respondió con un grito en coro, reiterado a lo largo de la noche: “¡Raúl, amigo, el pueblo está contigo!”.
“¡Raúl, Raúl, Raúl!”, insistió la multitud, al reafirmar su fidelidad hacia el sucesor del líder histórico de la revolución que triunfó el 1 de enero de 1959. “¡Yo soy Fidel!”, gritó también la gente en el último homenaje multitudinario a Fidel, al que acudieron jefes y ex jefes de Estado y de gobierno e invitados especiales de América, Asia, África y Europa, incluyendo los ex mandatarios brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, así como el ex futbolista argentino Maradona.
La lealtad al presidente y a la revolución fue reafirmada ayer por los jerarcas de las organizaciones del régimen, desde trabajadores, agricultores, mujeres, combatientes, jóvenes y universitarios hasta comités de defensa, escritores y artistas.
En sus mensajes, todos prometieron que, con Raúl, seguirán el legado y las órdenes de Fidel.
Como primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) —el único legal del país—, Raúl repasó en su discurso los momentos del proceso revolucionario y recalcó que su hermano siempre ratificó que, pese a las graves dificultades, Cuba seguirá “defendiendo las banderas del socialismo”.
También dijo que el comandante en jefe de la revolución “rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos ni erigir en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo”. Por ello, anunció que llevará la propuesta a la Asamblea Nacional en ese sentido.
Tras un cortejo fúnebre terrestre de occidente a oriente de Cuba que empezó el pasado miércoles en La Habana y concluyó ayer, los restos de Castro —fallecido la noche del pasado 25 de noviembre— serán depositados hoy a las 07:00 horas locales (06:00 tiempo de México) en el cementerio de Santa Ifigenia, de Santiago.
Esa ciudad es considerada la cuna de la revolución. En julio de 1953, Castro encabezó a un puñado de rebeldes cubanos que atacó el cuartel Moncada y a otras instalaciones militares de Santiago, en una jornada que marcó el inicio del proceso revolucionario y que fue prolongada con la guerra de guerrillas que el ahora fallecido comandante dirigió de noviembre de 1956 a diciembre de 1958.
El sitio tiene un múltiple significado: las cenizas estarán cerca del mausoleo donde está sepultados José Martí (1853-1895), apóstol de la lucha por la independencia de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, padre de la patria.