Cinco días después de que un avión militar ruso Tu-154 se estrellara en el mar Negro con 92 personas a bordo, Rusia sigue sin conocer las circunstancias del siniestro y vuelve a contemplar un atentado terrorista como una de sus posibles causas.
"Tras el análisis de la primera 'caja negra' hemos concluido que no hubo explosión a bordo. Pero sí pudo haber una acción mecánica. No necesariamente un atentado terrorista debe estar relacionado con una explosión", explicó hoy en rueda de prensa el jefe de seguridad de las Fuerzas Aeroespaciales rusas, Serguéi Bainétov.
Pese a todo, un atentado terrorista no tiene prioridad entre las siete versiones sobre las causas del siniestro que maneja la comisión gubernamental que investiga la tragedia, precisó el militar.
"Cada accidente aéreo tiene muchos aspectos. No se puede hablar de una, ni siquiera de dos causas. Éstas pueden situarse tanto en el ámbito del factor humano, como en las condiciones técnicas del aparato y las condiciones externas", agregó.
Aunque las primeras conclusiones oficiales sobre las circunstancias de la tragedia no se darán a conocer al menos hasta dentro de un mes, sí se ha confirmado que hubo un fallo técnico instantes antes de que el avión se precipitara al mar Negro.
"Es obvio que hubo un fallo técnico, pero sus causas deben ser aclaradas por los expertos" que trabajan con las "cajas negras" y con los restos de la aeronave recuperados del agua, aseguró el ministro de Transportes ruso, Maxim Sokolov.
Las de hoy son prácticamente las primeras informaciones oficiales que se dan sobre el siniestro, aunque numerosas fuentes anónimas habían revelado ya detalles de la investigación que apuntan a una desafortunada conjunción de un fallo técnico y un error humano como la causa más probable del accidente.
Los datos de la caja negra "indican un fallo en el mecanismo que acciona los flap" del avión, explicó a Interfax una fuente de la investigación.
Agregó que "hay motivos para suponer que la tripulación de cabina pudo cometer errores en la toma de decisiones en el instante crítico, lo que sumado" al fallo técnico "pudo provocar el accidente".
Además, la prensa rusa ha filtrado las últimas palabras de los tripulantes de cabina instantes antes de que el avión chocara con el agua, en las que el copiloto le grita al comandante de la aeronave que han fallado los flap y que el aparato "está cayendo".
"Una frase del comandante indica el inicio de una situación extraordinaria. Pero la conversación por radio es muy corta, de sólo diez segundos", que es lo que tardó el avión en chocar con el agua, dijo Bainétov en alusión a que las últimas palabras de los pilotos arrojan poca luz sobre las causas de la catástrofe.
Al mismo tiempo, quiso disipar cualquier duda sobre la cualificación profesional de la tripulación y destacó que el comandante de la aeronave "acumulaba 4.000 horas de vuelo, incluidas 1.500 horas" en un Tu-154 de los que usa el Ministerio de Defensa.
En cualquier caso, agregó, todos los vuelos de estos aviones han sido suspendidos hasta que concluya la investigación.
Mientras, los servicios de emergencias rusos dieron hoy por concluida la operación de rescate en la zona del siniestro tras recuperar del agua 19 cadáveres y más de 230 fragmentos de cuerpos humanos.
Los cuerpos de la mayoría de las víctimas del accidente quedaron destrozados por el fortísimo impacto del avión, que según reconoció Sokolóv, "quedó totalmente destruido al chocar primero contra la superficie del agua y luego contra el fondo del mar Negro".
"Debemos constatar que la identificación de las víctimas deberá hacerse mediante el análisis genético de sus restos", que serán cotejados con las muestras de ADN tomadas a los familiares de los fallecidos, señaló el ministro.
El operativo de búsqueda también ha recuperado prácticamente todos los restos del avión, incluidos 13 fragmentos de gran tamaño y casi 2.000 trozos menores.
Pese a la finalización de la operación, una veintena de embarcaciones y medio centenar de buzos permanecerán en la zona del accidente, frente a las costas de la ciudad balneario de Sochi.
El Tu-154 militar ruso se estrelló en aguas del mar Negro instantes después de despegar del aeropuerto de Sochi, donde hizo una breve escala para repostar combustible.
A bordo de la aeronave siniestrada viajaban 64 miembros de la agrupación Alexándrov, 9 periodistas, 8 militares, 8 tripulantes, dos funcionarios y la famosa doctora Elizaveta Glinka, presidenta de una fundación humanitaria.
Los artistas militares viajaban a Siria para ofrecer un concierto de Año Nuevo en la base área de Jemeimim, donde Rusia tiene desplegada una agrupación de aviones de guerra.
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