Rusia se despidió hoy con todos los honores de su embajador en Turquía, Andréi Kárlov, asesinado por un policía turco, crimen que el Kremlin comparó con una "agresión contra el Estado".

"Sin lugar a dudas, un ataque a un embajador es una agresión contra el Estado", declaró Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, a medios locales.

El presidente ruso, Vladímir Putin, suspendió su conferencia de prensa anual para acudir hoy al velatorio celebrado en la sede del Ministerio de Exteriores, al que asistieron las principales figuras políticas del país.

Depositó un ramo de rosas rojas a los pies del féretro y se sentó entre la viuda y el hijo del diplomático, asesinado a la edad de 62 años, con los que departió mientras sonaba la música fúnebre.

El féretro con los restos del diplomático estaba flanqueado por una guardia de honor, banderas rusas y coronas de flores.

El asesinato el lunes de Kárlov, el primero de un embajador ruso o soviético en el exterior en casi un siglo, ha causado una gran conmoción en este país.

La prensa, que recordaba que el policía turco mató al embajador en venganza por Aleppo, destacaba el alto precio que Moscú ha pagado ya por su intervención en Siria, donde han caído 23 militares, además de los 224 pasajeros que murieron en un atentado en Egipto contra un avión con turistas rusos a finales de 2015.

Kárlov, que encabezaba la legación rusa en Ankara desde 2013, fue calificado de "profesional del máximo nivel" por el titular de Exteriores, Serguéi Lavrov, mientras el primer ministro, Dmitri Medvédev, aseguró que dicho crimen no quedará impune.

La Cancillería honró al embajador en la capital turca con una placa en el vestíbulo del edificio dedicada a los diplomáticos caídos en acto de servicio, y en la fachada los moscovitas han depositado numerosos ramos de flores.

"Su muerte lo ha inmortalizado", dijo el patriarca, quien recordó que Kárlov promovió cuando era embajador en Corea del Norte hace diez años la apertura de una iglesia ortodoxa en Pyongyang.

El primer ministro turco, Binali Yildirim, también acudió hoy en representación del Gobierno de su país a la embajada rusa en Ankara, donde firmó en el libro de condolencias.

La reacción de Ankara ha sido muy diferente a cuando un caza turco derribó hace un año un avión ruso en la frontera siria, incidente que llevó al estancamiento de las relaciones, que se enderezaron sólo cuando Turquía pidió perdón.

Kárlov, que fue tiroteado cuando inauguraba una exposición de fotografía, fue finalmente enterrado esta tarde en el cementerio de Jimki, a las afueras de Moscú.

El Kremlin volvió a insistir hoy en que Putin y el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, han dejado claro que el crimen no afectará en ningún caso a las relaciones bilaterales, cuya reciente mejoría permitió la evacuación de combatientes rebeldes y civiles de la ciudad siria de Aleppo.

Mientras, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) pronosticó que el asesinado provocará un aumento de la tensión en la región, motivo por el que Putin ordenó reforzar la seguridad de las legaciones rusas.

De hecho, Putin aseguró que estudiará solicitar a las autoridades de algunos países en concreto que el personal diplomático o sus escoltas vayan armados.

A su vez, Gülen, exiliado en Estados Unidos, ha condenado el asesinato del embajador ruso como un "abominable acto de terrorismo" y se declaró "impresionado y profundamente entristecido".

Una delegación rusa de 18 investigadores ha viajado a Turquía para esclarecer las circunstancias del ataque y quién pudo estar detrás, aunque uno de los principales sospechosos, el Frente al Nusra, ya ha negado toda implicación en el mismo.

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