Más Información
La Habana.— La caravana con las cenizas de Fidel Castro avanzó ayer por la carretera central de Cuba hacia la oriental ciudad de Santiago y los cubanos que se ubicaron a ambos lados del camino vitorearon a su fallecido líder, mientras este país todavía impactado por la desaparición física del máximo jefe de la revolución se apresta a recordar el 60 aniversario de una fecha crucial en su historia.
A las 05:45 horas locales del 2 de diciembre de 1956, 82 expedicionarios que zarparon el 24 de noviembre de ese año de Tuxpan, en el Caribe de México, en el yate Granma, desembarcaron en Las Coloradas, en el suroriente de Cuba, y aunque fueron recibidos a balazos por las tropas de la dictadura de Fulgencio Batista y sólo quedaron 12 con vida, iniciaron una guerra de guerrillas que culminó el 1 de enero de 1959 con la huida del dictador y el triunfo de la Revolución Cubana.
La expedición guerrillera encabezada por Castro, e integrada también por Raúl, su hermano menor, fue desbaratada y quedó desarticulada hasta que, a mediados de diciembre de 1956, se registró un reencuentro y la fuerza subversiva comenzó un rápido proceso de reagrupación para rescatar contactos, reclutar nuevos rebeldes y relanzar la guerra. Otros nombres relevantes entre los ocupantes del Granma fueron el cubano Camilo Cienfuegos, muerto en un accidente aéreo en 1959, y el argentino-cubano Ernesto Che Guevara, asesinado en la guerrilla en Bolivia en 1967.
Es con ese telón de fondo como coincidencia histórica que prosiguió ayer el convoy hacia Santiago, iniciado en la mañana del miércoles anterior en La Habana y que tiene previsto concluir mañana en la principal ciudad del oriente de Cuba, donde el domingo se realizará la inhumación de los restos del Comandante en Jefe de la revolución.
La caravana de occidente a oriente es en el sentido inverso a la ejecutada por el entonces jefe guerrillero en enero de 1959 tras el derrocamiento de Batista, instalado en el poder en 1952 por la vía del golpe de Estado. Una urna de cedro con las cenizas del hombre que gobernó a esta nación hasta julio de 2006, cuando entregó los poderes a su hermano Raúl y que pereció el pasado viernes 25 de noviembre, es trasladada por un vehículo militar, en un convoy comandado por los responsables de las diversas regiones castrenses de Cuba.
A la vera de la ruta, un grito reiterado: “Yo soy Fidel”, “Yo soy Fidel”, “Yo soy Fidel”, saluda y despide al más importante dirigente político de la historia de Cuba de los siglos XX y XXI.