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El vuelo de LaMia donde viajaba el equipo de futbol reportó fallas eléctricas antes de estrellarse en una zona montañosa.
La operadora aérea que se encontraba en la torre de control del aeropuerto de Medellín mantuvo comunicación con el piloto antes del accidente.
Así fueron los últimos minutos del vuelo donde viajaban los jugadores del Chapecoense.
El avión donde viajaba el equipo brasileño de futbol Chapecoense partió de Santa Cruz, Bolivia con destino a Medellín, Colombia.
De acuerdo con la información del aeropuerto de Medellín, los pilotos declararon estado de emergencia por fallas eléctricas antes de perder contacto.
El radar de vuelo mostró que la última altitud registrada fue de 4 mil 700 metros.
Los pilotos intentaron girar el avión varias veces para tirar el combustible antes de estrellarse con el fin de evitar un incendio.
La aeronave se impactó contra un terreno montañoso a 32 kilómetros de Medellín.
En el choque murieron siete de los nueve tripulantes y 64 de los 71 pasajeros del avión de LaMia; seis personas sobrevivieron.
Este viernes, Colombia finalizó la repatriación de los cadáveres. Decenas de vehículos fúnebres trasladaron los ataúdes con los cuerpos de 64 brasileños, cinco bolivianos, un paraguayo y un venezolano, hasta una base militar cercana al aeropuerto José María Córdova desde donde fueron enviados en aviones a sus países de origen.
Decenas de personas despidieron los restos en las calles de Medellín, batiendo pañuelos blancos al paso de las carrozas fúnebres rumbo al terminal aéreo en donde recibieron honores militares.
Los cuerpos de ciudadanos bolivianos fueron transportados en de un avión militar de la fuerza aérea de ese país, mientras que los 14 periodistas brasileños se repatriaron en vuelos privados, contratados por las empresas para las que trabajaban.
Los cadáveres de los restantes 50 ciudadanos brasileños, incluidos los integrantes del equipo de fútbol, viajaron en tres aviones militares Hércules C-130 a Chapecó, en donde recibirán el sábado en la mañana un multitudinario homenaje póstumo.