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La novela de la injerencia rusa en las elecciones de Estados Unidos continúa su saga, y cada vez los capítulos se ponen más tensos y agrios. Tras el avance hecho por el presidente del país, Barack Obama, prometiendo “represalias” contra Rusia por la demostración de su implicación en los ciberataques al Partido Demócrata, todos los actores siguen jugando su papel.
Ayer, por ejemplo, se conoció que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) adoptaba también la tesis de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de que los ataques cibernéticos rusos se hicieron con el objetivo de ayudar al republicano Donald Trump a conseguir la Casa Blanca. Según reveló el Washington Post, una reunión entre los jefes de las agencias de inteligencia los puso de acuerdo, con lo que ahora el único personaje que sigue dudando no sólo de la injerencia electoral, sino también de su objetivo final es el propio Trump, ganador de las presidenciales del 8 de noviembre.
Otro rotativo, The New York Times, publicó la transcripción de un discurso de la ex candidata presidencial demócrata y supuesta principal afectada por todo el pirateo informático, Hillary Clinton, en el que aseguró a un grupo de donantes de su campaña que, detrás de todo el caso, está el presidente ruso, Vladimir Putin. “Públicamente me culpó de la indignación de su propio pueblo, y esa es la línea directa entre lo que dijo por entonces y lo que hizo en estas elecciones”, aseveró.
Clinton culpa de su derrota a dos hechos “sin precedentes”: el ciberataque ruso y la carta del director del FBI que supuso la resurrección del escándalo de sus correos electrónicos 10 días antes de las elecciones: un caso que al final quedó en nada, pero le costó un buen número de votos.
Sin ser tan categórico, el presidente Obama, en su última conferencia de prensa del año y probablemente de su mandato, dejó entrever que el presidente ruso está detrás de los ciberataques que se vivieron en Estados Unidos desde el verano. “No pasan muchas cosas en Rusia sin Vladimir Putin”, escupió. Asimismo, señaló que durante la última cumbre del G-20, celebrada en China, y con ya muchos indicios de que Moscú estaba detrás del hackeo, interpeló directamente a Putin para ordenarle que “dejara” los ataques o se atuviera a las “serias consecuencias”. El jueves prometió que las habrá “en el momento y lugar de nuestra elección”. Subrayó que el resultado final de las elecciones no se vio afectado por ningún tipo de fraude.