El presidente de Brasil, Michel Temer, quedó un poco más expuesto ante el escándalo de corrupción que sacude a la política brasileña y que se investiga en la denominada operación Lava Jato.
Marcelo Odebrecht, el ex presidente de la enorme empresa de construcción que lleva su nombre y que está implicada en la causa, confirmó la denuncia de un ex ejecutivo de su compañía, Claudio Melo Filho, quien había declarado que Temer recibió 3 millones de dólares en coimas.
Odebrecht confirmó que en mayo de 2014 existió una cena en el Palacio Jaburu, la residencia oficial del vicepresidente en Brasilia, en la que Temer (que entonces ocupaba la vicepresidencia) y Eliseu Padilha, su actual jefe de la Casa Civil, pidieron un pago de 10 millones de reales (equivalentes a unos 3 millones de dólares) para la campaña del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Ante el conocimiento de esta versión, tanto Temer como Padilha negaron los hechos.
Además, el mandatario pidió a la fiscalía que acelere la investigación para evitar que el país, sacudido por una larga crisis económica, quede “paralizado”.
El presidente debe afrontar, también, el malestar popular: una encuesta de Datafolha indicó el domingo que 51% de los brasileños considera mala o muy mala su gestión, y un 63% quiere que renuncie.
Marcelo Odebrecht, bisnieto del fundador del grupo, fue condenado a 19 años de prisión por el caso de corrupción de Petrobras y está preso en Curitiba desde junio de 2015.
Su actual declaración es una “delación premiada” que aceptó hacer a cambio de una reducción en su condena. Su primera audiencia, el miércoles, duró tres horas, pero no alcanzó: ayer continuó e incluso se espera que hoy también hable.
“Odebrecht es una compañía con una historia de 70 años y su imbricación con el poder político es compleja y difícil de desanudar.
“Su crecimiento se ha forjado con astucia para ganar licitaciones, entramar con los gobiernos y aparecer en las grandes obras”, explicó a EL UNIVERSAL el historiador brasileño Carlos Neite.
“Es la constructora más grande de Latinoamérica y aunque su ex CEO esté en prisión, hay muchos otros ejecutivos en condiciones de continuar gestionando este mismo modelo. Si Odebrecht cae, arrastrará a Brasil”, aseguró Neite.
Nuevas denuncias contra Lula. Los problemas de la compañía Odebrecht no terminan ahí.
Hay que sumar que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva recibió nuevas acusaciones de corrupción de parte del Ministerio Público Federal, también dentro de la operación Lava Jato y relativas a sobornos dentro de Petrobras, por las cuales es ahora sospechoso de participar en un esquema en el cual la misma Odebrecht habría pagado sobornos por 75 millones de reales (unos 22.2 millones de dólares) para adjudicarse ocho contratos con Petrobras.
De acuerdo con la acusación, el dinero habría sido canalizado hacia las campañas del Partido de los Trabajadores (PT), de Lula, y de sus aliados, incluyendo el PMDB de Temer.
La decisión de si las nuevas acusaciones terminarán en otro proceso judicial contra el político ahora depende del juez federal Sergio Moro.
Lula ya es procesado por otros cargos de corrupción y el fallo en ese caso se espera a fines de enero o inicios de febrero. También enfrenta otro juicio por corrupción en una corte de Brasilia.