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La resistencia rebelde en la ciudad siria de Aleppo concluyó ayer, tras años de combates y meses de un duro cerco y bombardeos que culminaron con el sangriento colapso de sus defensas esta semana, lo que obligó a los insurgentes a aceptar una tregua para retirarse y, con ello, entregar la ciudad.
Dirigentes rebeldes dijeron que los enfrentamientos concluyeron anoche y que los combatientes y civiles, que quedaron atrapados en una pequeña porción de territorio en Aleppo, dejarían la ciudad hacia zonas controladas por la oposición en el oeste.
Damasco confirmó el acuerdo de desalojo y el enviado de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, dijo a The Associated Press en un mensaje de texto que era “inminente” la salida de personas en la zona sitiada.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, subió al estrado casi al final de una sesión en el Consejo de Seguridad en la que estaba presente De Mistura, para anunciar que la lucha había terminado. “De acuerdo con la información más reciente que tenemos... las acciones militares en el este de Aleppo han concluido”, dijo Churkin. “El gobierno sirio ha restablecido el control en esa parte de la ciudad”, añadió, para luego externar su confianza en que se retomen las negociaciones de paz en el país.
Minutos antes, Churkin había anunciado que “todos los rebeldes” y miembros de sus familias, así como los heridos en la lucha, estaban desalojando la ciudad por los “corredores acordados en las direcciones que habían escogido de manera voluntaria”, incluso hacia el bastión rebelde de la provincia de Idlib.
Cuando se propagó la noticia del acuerdo, estallaron celebraciones en el sector oeste de Aleppo; algunos vehículos hicieron sonar sus bocinas mientras los ocupantes agitaban banderas sirias por las ventanas.
La recuperación de Aleppo, cuyo control se lo alternaron el gobierno y los rebeldes desde 2012, representa la mayor victoria del presidente Bashar al-Assad a la fecha en la guerra civil.
Las noticias del acuerdo llegaron después de que la ONU hizo pública su profunda preocupación por reportes de que soldados sirios y combatientes iraquíes aliados ejecutaron de forma sumaria a 82 personas en distritos recapturados del este de Aleppo, acusándolos de cometer una “masacre”.
“Hemos recibido informes de que las fuerzas progubernamentales han asesinado a por lo menos 82 civiles, entre ellos 11 mujeres y 13 niños en cuatro barrios del este de Aleppo”, afirmó Rupert Colville, portavoz de la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas.
La matanza de civiles se llevó a cabo en los distritos de Bustan al Qasr, al-Ferdous, al Kallaseh y al-Saleheen, en la parte oriental de Aleppo, destacó el funcionario, tras señalar que las muertes podrían ser más.
El ejército sirio negó haber asesinado o torturado a los capturados y Rusia dijo que los rebeldes “mantuvieron a más de 100 mil personas como escudos humanos”.
Pese a la derrota en Aleppo, la guerra en Siria está lejos de terminar. “La destrucción de Aleppo, una cifra de muertos (...) tan aterradora que no puede medirse... y estamos lejísimos del final de ese conflicto cruel”, declaró el alto comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra’ad al Hussein, en un comunicado.
“Este es un día oscuro para la gente de Aleppo, sin duda el más oscuro de los pasados cinco años. Las fuerzas de Al-Assad, apoyadas por Rusia e Irán, han vuelto a redefinir el horror. Han pasado del asedio a la matanza”, denunció el embajador británico ante la ONU, Matthew Rycroft, en la sesión del Consejo de Seguridad y pidió al régimen acceso a la zona.
El embajador francés, François Delattre, dijo que en Aleppo se está viviendo “la peor tragedia humanitaria del siglo XXI” y aseguró que la ciudad representa para la guerra siria lo que Guernica fue para la guerra civil española.
La representante estadounidense, Samantha Power, consideró que Aleppo se sumará a otros acontecimientos que “definen la maldad moderna” como las matanzas en Ruanda o Srebrenica.
John Kirby, portavoz del Departamento estadounidense de Estado, dijo que no podía confirmar la veracidad del acuerdo de alto el fuego en Aleppo, pero subrayó que la caída de esta ciudad “no supone el fin de la guerra” y urgió a las diferentes facciones a volver a la mesa de negociación política.