“¿Cuánto vale el haber evitado la quinta crisis terminal de los últimos 50 años? El mundo nos abrió las puertas y quiere que al país le vaya bien. Yo me pondría una buena nota: un ocho”. De ese modo se calificó recientemente el presidente argentino Mauricio Macri, con ocho puntos sobre un total de 10, cuando le pidieron evaluar su año inicial de mandato, que se cumple hoy.
En estos 12 meses, el mandatario se enfrentó a diversos problemas (como el de sus empresas denunciadas en los Panama Papers), y tuvo aciertos y equivocaciones: ésta, la tercera economía de América Latina (detrás de Brasil y México) registró este año una leve caída de 0.5% en su Producto Interno Bruto (PIB), según el Banco Mundial (BM); y de 1.5% en mediciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La inflación creció, como ya venía haciendo en los últimos años del kirchnerismo: un informe del Congreso indica que la de 2016 es de 43.5%, lejos de 25% que se había propuesto este gobierno.
El precio del pasado. “Las cifras desfavorables son el precio que Macri tiene que pagar por el sinceramiento del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que en tiempos del kirchnerismo medía la economía con una técnica polémica”, dijo a EL UNIVERSAL Martín Croque, especialista en Economía de la Universidad de Buenos Aires.
“El dólar, que estaba congelado en 9 pesos en los últimos tiempos kirchneristas y que no era de venta libre, hoy está a 16, pero se ha eliminado el mercado paralelo. Antes, con Cristina Kirchner ya estaba a 15 pesos en el mercado negro”, explicó.
En una conferencia de prensa, el jefe de gabinete, Marcos Peña, dijo: “Hemos evitado una crisis económica muy fuerte y sembramos las bases para crecer en 2017”.
Explicó que Argentina pagó 47 mil millones de dólares en deuda externa y que tomó otros 50 mil millones. Aunque la prioridad fue apostar a la inversión empresarial y ésta, en cambio, se redujo 3%, el jefe de gabinete dijo que “no nos sentimos defraudados por el empresariado, porque ha habido inversiones en sectores antes congelados, como el de la energía renovable”.
Una encuesta de Management & Fit reveló la semana pasada que 43.1% de los argentinos piensa que la gestión fue negativa o muy negativa, y 25.9% la ve positiva o muy positiva. Más de la mitad, 51.6%, dicen que Macri no está cumpliendo sus promesas de campaña.
Por poner un contraste, poco antes de dejar la presidencia, Cristina K. temía una popularidad de 56%.
En estos días, por ejemplo, el presidente está pensando si veta una ley (aprobada con una momentánea alianza de la oposición) con la que los trabajadores pagarían menos impuesto a las ganancias —una carga salarial—, cuando él mismo había dicho, en la campaña, que iba a procurar achicar ese impuesto. También se terminó el “futbol para todos”, porque en 2017 la transmisión de los partidos volverá a privatizarse y serán por pago, determinó el gobierno.
La enemistad con Cristina. “Aunque Macri tuvo algunos reveses en el Congreso, su mayor adversaria fue su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner”, dijo a este diario el analista político Fernando Esteban. “El país está polarizado”. Fernández de Kirchner hizo denuncias públicas y actos masivos en las puertas de los tribunales federales, a los que fue más de una vez este año, procesada en una causa por estafa al Estado a través de la venta de dólares a futuro.
En noviembre, cuando su madre también resultó acusada de estafar al Estado, la ex mandataria le escribió a Macri: “¿Qué es lo que quieres inventar? ¿Pretendes hacerle creer a los argentinos que el país está mal y a ellos les va peor… por mi mamá? Pensé que conmigo y con mi hija [también investigada] te alcanzaba”.
Macri nunca le respondió. Probablemente, ni siquiera haya tenido tiempo. Según un ranking de búsquedas revelado por Google, en este año la gente ha querido saber otras cosas sobre él: “¿Qué es el DNU [Decreto de Necesidad y Urgencia] de Macri?”; “¿Qué va a pasar con [el ciclo de televisión] ‘Futbol para todos’?”; “¿Qué medidas económicas tomará Macri?”; “¿Dónde nació Macri?”, y “¿Por qué está procesado Macri?”. Recientemente, el mandatario indicó: “He sentido este primer año en el cuerpo. Ser presidente es distinto a todo”.