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La justicia de Países Bajos finalmente decidió ponerle alto al discurso discriminatorio del líder del partido opositor al islam, Geert Wilders.
Un tribunal de La Haya encontró culpable al líder del Partido por la Libertad (PVV) en el proceso abierto en su contra por su exhorto “a menos ciudadanos marroquíes” en Holanda. Los jueces concluyeron que es culpable de “incitar a la discriminación y ofender a un grupo” racial determinado.
Sin embargo, señalaron que el pronunciamiento jurídico era castigo suficiente, por lo que no optaron por una sanción adicional. El Ministerio Público había pedido multar al político con 5 mil euros. El tribunal exculpó al ultranacionalista del cargo de instigar al odio.
El proceso contra Wilders no es menor. Holanda, país fundador del proyecto de la Unión Europea, celebrará elecciones generales en 2017 y, al igual que en países como Francia y Alemania, la extrema derecha gana terreno.
Wilders pretende beneficiarse del llamado efecto “Trump” y colocarse al frente de la mayor fuerza política del país. Las últimas encuestas prevén que obtenga entre 27 y 31 escaños de los 150 en disputa; actualmente tiene 12. “Este no es un proceso político, porque ningún representante democráticamente elegido por el pueblo está por encima de la ley. Y él se encuentra ante la ley”. Con estas palabras el juez daba inicio al fallo en ausencia del acusado.
Como estaba previsto, Wilders reaccionó en Twitter con su tradicional discurso incendiario: “Tres jueces que odian al PVV declaran como raza a los marroquíes y a mí y la mitad de Holanda nos condenan”. Además sostuvo que apelará la condena.
El proceso contra Wilders tiene su origen en un discurso emitido en un café de La Haya durante la noche de resultados de las elecciones municipales del 18 de marzo de 2014.
“¿Quieren en esta ciudad y en Holanda más o menos marroquíes?”, preguntó con euforia a sus seguidores, quienes respondieron “Menos, menos…”
La escena desencadenó una cadena de críticas: 6 mil 400 personas presentaron denuncias, mientras que el Ministerio Público determinó que el comportamiento del político no podía pasarse por alto.
Wilders, quien califica el islam de religión retrógrada y es considerado uno de los principales objetivos de la yihad, dijo en su defensa que se refería sólo a los marroquíes que son delincuentes. Los analistas políticos consideran que el proceso es sólo material político para su campaña electoral.