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Las ex presidentas de Brasil, Dilma Rousseff, y de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner , se reunieron ayer en un acto en la Fundación Perseu Abramo del Partido de los Trabajadores (PT), en Sao Paulo, donde repasaron sus gestiones y evaluaron la actualidad de la región.
“En nuestro país, todos hicimos un enorme esfuerzo por la inclusión de millones de personas”, dijo Rou-sseff en la conferencia “La lucha política en América Latina hoy”.
Dilma explicó que en los dos periodos de gobierno de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2006 y 2007-2010) y en los de ella (2011-2014 y 2015-2016 —esta última fase interrumpida por un proceso de impeachment—) , el nivel de vida de millones de personas que dejaron de ser pobres y pasaron a integrar la clase media se elevó.
A su turno, Fernández de Kirchner recordó que exactamente un año atrás, el 9 de diciembre de 2015, había dado un discurso de despedida en la céntrica Plaza de Mayo, en Buenos Aires. Al día siguiente, culminaban los 12 años de kirchnerismo, que llamó “el periodo de crecimiento más extenso y continuado de la Argentina con inclusión social”.
En un momento de su discurso, Fernández de Kirchner miró a Rousseff y le dijo que ella también había sufrido “intentos destituyentes” y una “intencionalidad de provocar crisis para que no podamos terminar el gobierno”. “¿Cuál era el gran plan que no pudieron lograr?”, se preguntó. Aunque su gobierno culminó, ella se lamentó por no haber podido “crear el sentido común de que la suerte de los argentinos o de los brasileños no es un asunto individual, sino que depende de las políticas concretas que los gobiernos llevan adelante”.
Lamentó que “cuando el mundo se está replanteando que el neoliberalismo es un problema a encarar cuando provoca la desintegración de la sociedad, acá en América del Sur se les ocurre a algunos que tienen que remar contra la corriente por el retorno de un modelo que va a tornar muy difícil la vida de los países que pretendan vivir del endeudamiento, y no tengan capacidad de pago. Nadie va a regalar nada”.
Más temprano, Fernández se reunió con Lula, a quien llamó “un luchador”. El ex mandatario brasileño denunció que Argentina y Brasil “ahora tienen gobernantes que no piensan en América Latina” y están subordinados a la política estadounidense.