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Managua.— En un resultado previsible y desprovisto de sorpresas, Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, se perfilaban anoche como inminentes ganadores de las elecciones presidenciales de Nicaragua efectuadas ayer, a la espera de que el Consejo Supremo Electoral (CSE) difunda las primeras cifras oficiales con una tendencia definitiva y sin retroceso.
El aparato de propaganda oficialista preparó anoche una tarima en una céntrica plaza capitalina, para festejar la victoria de la pareja presidencial. Pese a que anoche recibió los primeros resultados, el CSE se abstenía de divulgarlos a las 23:00 horas (tiempo de México), pero ya cundía el temor de masivo abstencionismo. Ortega, de 70 años, se reeligió por segunda vez consecutiva para un tercer periodo seguido desde 2007.
El guerrillero que, con 33 años, llegó al poder en 1979 tras el derrocamiento militar de la dictadura somocista como principal figura del entonces insurgente (y ahora gobernante) Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), fue electo presidente en las urnas en 1984 y gobernó de 1985 a 1990, ganó en 2006 y 2011 y ahora se apresta a iniciar una nueva gestión.
Murillo, de 65 y postulada a la vicepresidencia por el FSLN, asumirá por primera vez un puesto de elección pública. La pareja, a la que las fuerzas opositores acusan de manipular a su antojo, además del Ejecutivo, las instancias estales legislativas, judiciales, electorales, municipales, militares y policiales, derrotó en las urnas a los desconocidos aspirantes de cinco pequeños partidos: Liberal Independiente, Liberal Constitucionalista, Liberal Nicaragüense, Conservador y Alianza por la República. Aunque se reportaron líos con registros de votantes e integración de mesas, los comicios se desarrollaron sin observadores electorales internacionales y con invitados especiales extranjeros afines al oficialismo.