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Nicaragua inició hoy las votaciones de los más cuestionados comicios generales de los últimos 37 años de su agitada historia, con el presidente Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, como seguros ganadores frente a un quinteto de frágiles partidos rivales, en un mapa que las principales fuerzas opositoras—excluidas de la contienda—describen como retroceso democrático de impredecible impacto político, socioeconómico y diplomático.
Informes de medios oficialistas nicaragüenses de comunicación recogidos en diversas partes del país y difundidos en las primeras horas de la mañana aseguraron que las votaciones empezaron aparentemente sin incidencias graves y con una numerosa afluencia de votantes, pero recorridos de EL UNIVERSAL en la capital e informes independientes obtenidos por este diario mostraron que el flujo después ha mermado considerablemente. Embarazadas, ancianos y personas con discapacidad tienen prioridad en las filas para ingresar a los más de 14 mil 500 mesas receptoras de votos.
En lo que son las elecciones post—dictadura somocista, derrocada por las armas en 1979 tras 45 años de gobernar a sangre y fuego, de menor credibilidad y transparencia y las primeras sin una observación electoral internacional creíble, las mesas de votación se abrieron a las 07:00 horas (mismo tiempo de la Ciudad de México), en una jornada que debe concluir a las 18:00 aunque seguirán abiertas si se mantienen filas de votantes.
Al reafirmar que Nicaragua está ante una farsa electoral que pretende legitimar la “dictadura dinástica” de Ortega y Murillo, los más relevantes partidos y alianzas de la oposición exhortaron con énfasis a los nicaragüenses para que se abstengan de votar y eviten ser cómplices de la maniobra oficialista.
En la culminación de una serie de acciones judiciales y electorales de asedio a las más importantes fuerzas de la alianza opositora, Ortega las despojó en junio pasado de su representatividad legal y al mes siguiente logró la destitución de 28 legisladores de ese bloque rival, con lo que allanó el camino para asumir el control de la Asamblea Nacional y dejó a sus enemigos sin posibilidad de competir en las elecciones de hoy.
Con un padrón de unos 3,8 millones de electores, los nicaragüenses podrán sufragar hoy en 4 mil 307 centros de votación en todo el país para escoger presidente y vicepresidente y 90 diputados nacionales, departamentales y regionales a la Asamblea Nacional y 20 al Parlamento Centroamericano.
El tándem Ortega—Murillo avanza como imparable vencedor de la contienda con el ex guerrillero y oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), él postulado a presidente y ella a vicepresidenta, y enfrentan a desconocidos aspirantes de los partidos Liberal Independiente, Liberal Constitucionalista, Liberal Nicaragüense, Conservador y Alianza por la República.
Las quejas esenciales de los contendores al FSLN se basan en denunciar problemas con la acreditación de sus fiscales en las mesas y acusar al oficialismo de tratar de monopolizar el control de las juntas receptoras de sufragios.
El periódico La Prensa, el principal de esta nación, publicó informes de la presunta presencia de que pequeños grupos armados irregulares antigubernamentales que hostigan en la zona caribeña para que la población se abstenga de votar.
Prolongación. Con su inminente victoria, Ortega se apresta a asumir el 10 de enero de 2017 lo que será su tercer quinquenio consecutivo, luego de los dos previos de 2007 a 2012 y de 2012 a 2017, y se enrumba a completar casi 26 años en el poder en 2022.
Ortega asumió el mando en 1979 como coordinador de una junta de gobierno pluripartidista al final de un conflicto bélico en el que la entonces guerrilla del FSLN acorraló al régimen somocista y obligó a huir a Anastasio Somoza Debayle, último de los gobernantes de la dinastía y asesinado en 1980 en Paraguay.
Con la junta de gobierno sometida a los designios del FSLN, Ortega ganó los comicios de 1984—los primeros después de la caída del somocismo—y gobernó hasta 1990, cuando debió entregar la presidencia a la opositora Violeta Barrios viuda de Chamorro al sufrir la primera de sus tres derrotas electores consecutivas—1990, 1996 y 2001—y permanecer en la oposición por más de 16 años.
En noviembre de 2006 finalmente ganó en las urnas y retornó a la presidencia en enero de 2007. A pesar de los obstáculos constitucionales que le prohibían reelegirse, Ortega las eliminó y se lanzó a los comicios de 2011 para un tercer mandato de cinco años y segundo consecutivo y en los de 2016, tras introducir reformas a la carta magna, puede hacerlo de manera sucesiva pero también indefinida.
Con problemas de salud en los últimos años, el comandante buscó garantizarse la continuidad en el poder al designar a Murillo en un cargo de relevo inmediato y directo al menos.
Monitoreo. Aglutinados en un Frente Amplio por la Democracia, los sectores opositores que quedaron fuera de las elecciones informaron a EL UNIVERSAL que hoy harán “monitoreo de ciudadanos en los distintos departamentos sobre las votaciones y habrá un monitoreo selectivo de juntas escogidas”.
La socióloga nicaragüense Sofía Montenegro, directora del Centro de Investigaciones de la Comunicación, ente no estatal de análisis de Managua, dijo anoche a este diario que “el movimiento opositor abstencionista” estará operando hoy en un hotel capitalino, con un estrecho seguimiento de la situación nacional.