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Congreso verá una renovación clave

La composición de la institución determinará el éxito o fracaso de la agenda del nuevo mandatario

Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, estrechando manos al término del primer debate. (FOTO: REUTERS ARCHIVO)
06/11/2016 |01:57Víctor Sancho / Corresponsal |
Redacción El Universal
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El Congreso estadounidense es, con toda probabilidad, el que más cambios sufre en lapsos más cortos de tiempo. Cada dos años Estados Unidos vive una renovación casi integral: se ponen en juego los 435 asientos de la Cámara de Representantes y un tercio de los senadores. Este 2016, como todos los años pares, habrá urnas para el cambio establecido en el órgano legislativo.

“La elección al Congreso de este año es muy importante, porque determinará qué partido tendrá la mayoría de la Cámara de Representantes y el Senado, y eso influenciará qué tan exitoso podría ser el próximo presidente en conseguir implementar su agenda política”, explica Candice Nelson a EL UNIVERSAL, experta en elecciones congresionales de la American University.

La coincidencia con elecciones presidenciales es fundamental en este ciclo, e interesante será ver qué influencia tienen en los resultados del órgano legislativo. Si bien la Casa Blanca es el premio importante del próximo 8 de noviembre, tener el control del Congreso no es una consolación menor: es vital para obstruir o permitir el avance de la agenda del presidente. Barack Obama, en estos dos últimos años, es ejemplo claro de la capacidad del Capitolio para obstaculizar sus propuestas. El Senado es fundamental no sólo para la aprobación de leyes, sino también para el nombramiento de cargos públicos, como por ejemplo, y de importancia capital en este ciclo, los jueces del Tribunal Supremo.

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Ante la entrada de un nuevo mandatario, sea la demócrata Hillary Clinton o el republicano Donald Trump, tener las riendas del Congreso puede ser fundamental en caso de perder el Despacho Oval. No es baladí, entonces, que ambos partidos hayan hecho campaña más allá de los candidatos presidenciales y de la Casa Blanca.

En el proceso hay que diferenciar el momento que vivirán cada una de las cámaras. La carrera más interesante es la del Senado: tras dos años de ostracismo, los demócratas tienen opciones reales de recuperar la mayoría en la Cámara Alta. “Hay tres o cuatro asientos que están muy ajustados, todos ellos en manos republicanas”, comenta Nelson. Si los demócratas los recuperaran, las opciones de conseguir la mayoría en el Senado —gracias a la ayuda de senadores independientes como Bernie Sanders, de Vermont— se multiplicarían. Sin embargo, al día de hoy, una de las opciones más plausibles sería un empate a 50 senadores entre los dos partidos, lo que daría al vicepresidente del país, a su vez cabeza del Senado, el voto de calidad necesario para desbloquear el empate.

Entre los nombres más importantes en las carreras senatoriales está la del ex candidato republicano a la presidencia Marco Rubio, quien busca repetir su asiento por Florida —en una competencia que se prevé apasionante—, o ver quién releva al veterano Harry Reid, hasta ahora líder de la minoría demócrata en la Cámara Alta y senador por Nevada.

La Cámara de Representantes es otro cantar. “Creo que es muy improbable que la Cámara se voltee. Simplemente no hay muchos asientos competitivos”, razona la catedrática de la American University. Si bien es cierto que el predominante seguirá siendo el rojo de los republicanos, puede cambiar la intensidad de ese color: es decir, qué tan cercanos serán los nuevos congresistas a las nuevas tesis instauradas en el Partido Republicano por Donald Trump. “El efecto Trump en estas carreras [al Congreso] parece que no será tan grande como la gente podría creer”, apunta Nelson. Sin embargo, las especulaciones no se frenan: están en juego, por ejemplo, las opciones de la estrella de los conservadores, Paul Ryan, de conservar su puesto como presidente de la Cámara.

Si las predicciones se confirman y Hillary Clinton se convierte en la presidenta número 45 de Estados Unidos, la elección al Congreso se puede convertir en el barco salvavidas de los republicanos. Aquellos que se niegan a dar su apoyo en público a la controversial figura de Trump han incrementado los llamados a votar por todas las casillas republicanas que aparecen en las papeletas electorales. “Si los republicanos mantienen el control de ambas cámaras será muy difícil para una presidenta Clinton promulgar su agenda”, concluye Nelson. Y eso, para los conservadores moderados antiTrump, convertiría la presidencia demócrata en un mal menor.