Washington.— Nadie hace una fiesta un martes, sin embargo Estados Unidos celebra sus elecciones un martes laborable de noviembre por una ley dictada cuando era un país agrícola, se desplazaba en carruaje o a caballo y solo votaban los hombres blancos: en 1845.
Ese año, el Congreso decidió uniformar calendario electoral y establecer un día de voto común para toda la nación: el primer martes después del primer lunes de noviembre. En esa fecha había terminado la cosecha, todavía el clima permitía buenas condiciones en las vías y se evitaba que coincidiera con el cierre de cuentas de los comerciantes o la festividad de Todos los Santos para los católicos si las elecciones caían en el primer día del mes.
En ese Estados Unidos rural, la mayoría de los ciudadanos tenían que hacer un viaje largo para ir a votar a la sede del condado en los lentos transportes de la época: en un carruaje o a caballo. Eso hacía imposible elegir el lunes como día electoral, ya que muchos tendrían que comenzar su trayecto en domingo, algo impensable al ser un día de iglesia y oración para los cristianos. Votar en sábado dejaba fuera a los judíos, que celebran su día sagrado (“sabbat”).
Hoy, 171 años después, Estados Unidos sigue votando en martes pese a lo difícil que resulta para la gente ir a las urnas en un día laborable y lectivo. “Tenía sentido hace más de 100 años, pero no ahora. Votar en martes es demasiado difícil, casi todo el mundo trabaja”, comenta a Debra Cleaver, directora de Vote.org, que busca cambiar la fecha de las votaciones.
No es la única, pero hasta ahora ha sido una lucha infructuosa.
En cambio, EU ofrece otras opciones, como la posibilidad de adelantar el voto o enviarlo por correo. Lo cierto es que el 8 de noviembre muchos tendrán que arreglárselas para, a pesar de trabajar, ir a votar.