Un joven de origen somalí fue identificado como el responsable de un ataque en los alrededores de la Universidad del Estado de Ohio, que dejó al menos 11 heridos y despertó las alertas por una posible vinculación con el yihadismo.

El atacante fue identificado como Abdul Razak Ali Artan, quien nació en Somalia y contaba con residencia legal permanente en Estados Unidos, según un funcionario federal que pidió el anonimato.

Los hechos ocurrieron a primera hora de la mañana en el campus de Columbus, capital de Ohio.

Primero sonó la alarma anti-incendios del centro educativo y los alumnos empezaron a salir del edificio; fue entonces cuando Abdul Razak Ali Artan, estudiante de gestión logística en el departamento de Empresa de la universidad, embistió a un grupo con su vehículo. Posteriormente salió del automóvil y atacó a la gente con un cuchillo de carnicero.

Todo sucedió en menos de un minuto, el tiempo que tardó el agente Alan Horujko, de 28 años, en ordenarle frenar el ataque y, al ver que no se detenía, disparar mortalmente contra el atacante.

“El agente hizo lo que tenía que hacer para parar la amenaza”, aseguró el jefe de la policía de la universidad, Craig Stone.

“Evitó una tragedia mayor”, reconoció el presidente de la universidad, Michael Drake.

El hecho de que el joven fuera de origen somalí, de religión musulmana y que antes de llegar a EU hubiera vivido en Pakistán despertó las alarmas por una posible relación o vínculo con miembros del Estado Islámico.

Fuentes de la investigación aseguraron a CNN que encontraron referencias de la preocupación de Artan por los ataques contra musulmanes en su página de Facebook.

Agregaron que continúan investigando el motivo del ataque y no descartan ninguna hipótesis.

Se sabe que el FBI se ha involucrado en el caso.

Ninguno de los heridos, ingresados en distintos hospitales de la ciudad de Columbus, corre peligro de perder la vida, a pesar de que uno llegó al centro médico en estado crítico y al menos un par fueron operados. “Las heridas de las víctimas incluyen cuchilladas, golpes de un vehículo motorizados y de otro tipo que están siendo evaluadas”, indicaron portavoces de la universidad, una de las más grandes de todo el país.

El suceso no estuvo exento de confusión, ya que al principio se habló de una situación de tiroteo, por lo que la universidad desplegó el protocolo habitual para esos casos.

“Corran. Escóndanse. Luchen”, tuiteó la cuenta de emergencias del centro educativo, citando las medidas del programa en caso de ataques. Muchos de los estudiantes construyeron barricadas con sillas y mesas para evitar que algún posible atacante pudiera entrar en aulas y oficinas.

Algunos testigos aseguraron que escucharon múltiples disparos y vieron gente correr. Más tarde se concluyó que se trató de los tiros que acabaron con la vida del sospechoso. Las autoridades policiales buscaron por horas a otro sospechoso, aunque después de revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad descartaron que hubiera cómplices.

El ataque de ayer no fue el primero, con estas características, que vive Columbus este año.

En febrero pasado un hecho parecido dejó a cuatro personas heridas por machetazos y el responsable, el guineano Mohamed Barry, también fue abatido por la policía.

La investigación descubrió que cuatro años antes el FBI le siguió por enaltecimiento del terrorismo, lo que concluyó que su acción fue un ataque de un lobo solitario radicalizado.

Según los primeros indicios, el episodio de ayer guardaría similitudes con el de febrero.

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