Miles de cubanos concurrían el lunes a los actos para despedir a Fidel Castro, que dejó con su muerte un vacío entre sus seguidores y una sensación de incertidumbre sobre la continuidad de las reformas económicas y el futuro de la relación con Estados Unidos en la isla que lideró por casi medio siglo.
El ex guerrillero marxista que gobernó hasta que entregó el cargo a su hermano menor Raúl luego de una enfermedad en 2006, falleció el viernes a los 90 años y la autoridades decretaron nueve días de luto.
El homenaje póstumo comenzó a las 9:00 hora local con el disparo de 21 salvas de artillería simultáneamente en La Habana y Santiago de Cuba.
"Para mí sigue viviendo en los corazones de los cubanos", dijo Misleidys Rivero, una mujer de 47 años que asistía al Memorial "José Martí" en La Habana, en el corazón de la Plaza de La Revolución, el escenario de extensos discursos del líder.
Jóvenes, ancianos, enfermeras, soldados y hasta alumnos de escuelas en su uniforme pasaban caminando rápidamente y en fila frente a una imagen de Castro ataviado con su tradicional uniforme militar verde olivo, botas de combate, gorra, mochila y fusil al hombro. Debajo había flores blancas. Muchos turistas y locales tomaban fotos con teléfonos celulares o cámaras.
"No fue perfecto. Nadie lo es. Yo soy fidelista. Fidel era una escuela, una enseñanza", dijo Roberto Videaux, un jubilado de 72 años que estaba en el acto, al que muchos asistían con pequeñas banderas cubanas en la mano.
Entre el lunes y el martes está previsto que decenas de miles de personas asistan al Memorial para rendirle homenaje como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas socialistas.
AMOR Y ODIO
Las cenizas del Comandante, amado por muchos y odiado por otros, serán llevadas desde el miércoles y hasta el sábado a Santiago de Cuba, siguiendo un itinerario que rememora "La Caravana de la Libertad", el trayecto que hizo con otros revolucionarios en enero de 1959.
La ceremonia de inhumación se realizará el próximo domingo en el cementerio de "Santa Ifigenia", de Santiago de Cuba.
Algunos turistas quedaron sorprendidos por la muerte de Castro al aterrizar en Cuba y otros lamentaron tener que regresar antes de las honras fúnebres.
Martha Pons, una visitante de México, había llegado el jueves a La Habana para asistir al concierto del sábado del tenor español Plácido Domingo, el cual fue suspendido por la muerte de Castro.
"Al conocer la noticia se me pusieron los pelos de punta, estamos muy impresionados (...) llegamos un día y todo era fiesta, la alegría del pueblo cubano (...) estábamos en el Hotel Nacional y a la hora que empezó a extenderse la noticia, (fue fuerte) ver la cara de la gente, con tristeza", dijo Pons.
"Lo que me tiene muy impresionada es el amor que el pueblo cubano le tenía (...) y eso te conmueve más porque lloran", dijo el domingo muy cerca del monumento a José Martí, en la Plaza.
El Gobierno cubano ha implementado una serie de reformas para modernizar su frágil economía, pero tras el triunfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del republicano Donald Trump, muchos dudan que continúe el acercamiento iniciado hace dos años con el mandatario estadounidense, Barack Obama.
"Estoy muy triste (...) pero no creo que haya muchos cambios políticos hacia adelante con la Revolución porque está muy firme. Pero tengo esperanza de que acabe el bloqueo de Estados Unidos", dijo Tamara Suárez, de 45 años, quien trabaja en una cafetería privada.
Sin embargo, Reince Priebus, quien será jefe de gabinete de Trump a partir del 20 de enero, dijo el fin de semana que el nuevo mandatario pediría más libertades políticas al Gobierno cubano y que si no las consigue, la apertura retrocederá. El presidente electo tildó de "dictador brutal" a Fidel Castro, tras su fallecimiento.
"No va a ser una relación unidireccional de Estados Unidos hacia Cuba sin que haya medidas del Gobierno de Castro", dijo Priebus al programa de televisión "Fox News Sunday".