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La embajada de Cuba en Buenos Aires se llenó ayer de pancartas en despedida a Fidel Castro. “Al hombre más importante de una época”, decía una de ellas. La relación entre Argentina y Fidel Castro siempre fue provechosa, y de hecho el último viaje oficial del líder cubano —todavía sin saber que abandonaría pronto el poder— fue a este país, en 2006. Sin embargo, el presidente argentino Mauricio Macri fue escueto en sus palabras ante el deceso: “Mis condolencias al gobierno cubano por el fallecimiento de Fidel Castro”, escribió en Twitter.
La cancillería argentina, por su parte, dijo en un comunicado: “El gobierno argentino lamenta el fallecimiento del ex presidente Fidel Castro y hace llegar sus condolencias al gobierno y pueblo cubano por quien ha tenido un rol relevante en la historia del siglo XX y recuerda su apoyo irrestricto y permanente sobre la cuestión Malvinas”.
La muerte de Castro repercutió fuertemente en toda la región. “Su influencia en Sudamérica ha sido inconmensurable”, dijo a EL UNIVERSAL Ricardo Forster, filósofo argentino y titular de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional durante el kirchnerismo.
“Su figura y la Revolución Cubana marcaron un antes y un después. Su llegada al poder y su gobierno tocaron a varias generaciones. Incluso las dictaduras y las doctrinas de seguridad nacional han sido una respuesta al peligro que representaba para Estados Unidos que la Revolución Cubana se irradiara a otros países. Fidel Castro es clave para entender las ideologías de la modernidad: es un arquetipo”, agregó Forster.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, publicó en sus redes sociales una foto con el cubano y escribió: “Nuestra admiración y respeto por Fidel, el líder que nos enseñó a luchar por la soberanía del Estado y la dignidad de los pueblos del mundo”.
También lo despidió con palabras de afecto el presidente de Ecuador, Rafael Correa: “Se fue un grande. Murió Fidel. ¡Viva Cuba! ¡Viva América Latina!”, escribió en Twitter.
En Uruguay, el ex presidente José Pepe Mujica dijo que Castro tuvo “una estatura de Quijote”.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro expresó, en un discurso transmitido por la televisión local: “Hemos reencontrado el camino de Fidel y de [Hugo] Chávez, y ese camino no podemos perderlo jamás. Qué dignidad tan grande significa Fidel, y para decir ‘Fidel’ hay que decir ‘Hugo Chávez’”. En Colombia, el presidente Juan Manuel Santos recordó que Cuba fue el país que fue sede de las negociaciones de su gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucinarias de Colombia (FARC) y reconoció la influencia del comandante para lograr el acuerdo de paz.
“Fidel Castro reconoció al final de sus días que la lucha armada no era el camino. Contribuyó así a poner fin al conflicto colombiano”, expresó Santos.
Por su parte, Iván Márquez, líder de las FARC, escribió: “Ha partido Fidel, el revolucionario más admirable del siglo XX […] Que el Acuerdo de Paz de La Habana sea nuestro postrer homenaje”.
Por último, en Brasil, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva definió a Castro como “el más grande de todos
los latinoamericanos”.
“Para los pueblos de nuestro continente y los trabajadores de los países más pobres, especialmente para los hombres y mujeres de mi generación, Fidel fue siempre una voz de lucha y esperanza”, indicó Lula.
Agregó: “Su espíritu combativo y solidario animó sueños de libertad, soberanía e igualdad. En los peores momentos, cuando las dictaduras dominaban las principales naciones de nuestra región, la valentía de Fidel Castro y el ejemplo de la revolución cubana inspiraban a los que resistían a la tiranía”.
En cambio, el actual presidente, Michel Temer, se limitó a decir que “Fidel Castro fue un líder de convicciones”.