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Familia. La vida privada del líder

Los hijos de Fidel fueron educados en una exclusiva escuela habanera de primaria, pagada por el régimen pero al servicio privado de los Castro Soto del Valle

El comandante cubano con su hijo Fidelito , en la grabación de un programa de TV que sería transmitido en EU, en esta foto del 2 de junio de 1959. (FOTO: ARCHIVO EL UNIVERSAL)
27/11/2016 |01:57José Meléndez, corresponsal |
Redacción El Universal
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Cada vez que Ángel, el menor de los hermanos Castro Soto del Valle, pasaba el año en la educación primaria en Cuba, sus poderosos padres eliminaban el nivel previo de la escuela a la que asistió con dos de sus cuatro hermanos. Por eso, cuando Angelito salió de sexto, el centro educativo Victoria del Socialismo dejó de existir, porque se acabó su exclusiva razón de ser: educar a tres de los cinco hijos del matrimonio de Fidel Castro Ruz y Dalia Soto del Valle, bajo un régimen de secretismo, privacidad y estricta seguridad.

A diferencia de Alexis y Alexánder, quienes son sus hermanos mayores, Alejandro, Antonio y Ángel se educaron en una escuela creada especialmente para ellos, receptora de privilegios porque tuvo el amparo de su madre y el control del Ministerio del Interior (no de Educación). Con sólo tres niveles escolares —los que iban cursando tres de los cinco descendientes del Comandante en Jefe—, Victoria del Socialismo únicamente recibió a hijos e hijas de algunos diplomáticos cubanos, de la principal dirigencia partidista, militar, gubernamental y otras instancias estatales de la revolución y del círculo más cercano al líder cubano, como escoltas y elementos del aparato de seguridad.

En los Castro Soto del Valle quedó el sello del nombre paterno, puesto que el nombre de todos empieza con A: la identidad completa del líder cubano es Fidel Alejandro Castro Ruz —tercer hijo del matrimonio de Ángel María Bautista Castro Argiz, campesino gallego, y de Lina Ruz González, descendiente de canarios— y de 1956 a 1959, en la guerra de guerrillas contra la dictadura de Fulgencio Batista, utilizó el seudónimo de Alejandro.

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Nacido en 1875 y enviado a Cuba a finales del siglo XIX como integrante del ejército de España a combatir a los independentistas cubanos, pero repatriado al final del conflicto, el campesino gallego retornó a la isla en 1905 y se casó en 1910 en primeras nupcias.

No fue sino hasta 1943, cuando murió su primera esposa, que pudo casarse en segundas nupcias con la joven Ruz, a la que contrató como cocinera y con la que procreó a sus siete vástagos: Angelita (1923-2012), Ramón (1924-2016), Fidel (1926-2016), Raúl (1931), Juanita (1933), Enma (1935) y Agustina (1938).

El padre de los Castro Ruz murió, de 81 años, el 21 de octubre de 1956 en Cuba, sólo 42 días antes de que la expedición guerrillera marítima encabezada por el ahora fallecido líder cubano e integrada también por Raúl, otro de sus hijos, desembarcara en el oriente de la isla, procedente de México, para la lucha insurgente. La madre pereció en 1963, cuando sus hijos ostentaban el máximo poder político de la isla.

Galán

Con apenas seis años, Fidel, el más famoso de los Castro Ruz, nacido en el oriental poblado de Birán, y su hermana Angelita fueron enviados por su padre a estudiar a la ciudad de Santiago de Cuba. En 1942, el joven de 16 años ingresó en la capital cubana a un colegio jesuita del que se graduó tres años después, para ingresar en 1945 a la Universidad de La Habana e involucrarse en la política universitaria y nacional y, como en 1947, en una expedición militar contra la dictadura de Rafael Trujillo, en República Dominicana.

En la institución jesuita conoció a un joven habanero cuyo apellido lo acompañó para siempre: Rafael Díaz-Balart, quien primero fue un amigo cercano y en 1946 le presentó a su hermana Mirta, y luego, junto a toda su familia, se convirtió en uno de los grandes enemigos del ahora ex gobernante comunista cubano.

Mirta estudiaba filosofía cuando su hermano Rafael le presentó a Fidel en una cafetería universitaria. Pese a los consejos de su familia, ella desoyó las súplicas de sus parientes y el 12 de octubre de 1948 se casó con Fidel por la fe católica en el templo de Banes, en el extremo oriental de la isla.

En un periplo pagado por Rafael Díaz-Balart, padre de la novia, la pareja viajó de luna de miel por tres meses a Estados Unidos, primero en avión a Miami y luego en tren a Nueva York.

Aunque el joven estudiante de apenas 22 años intentó instalarse en EU, regresó con su esposa a Cuba. Fidel Félix Castro Díaz-Balart —primogénito, primo de Lincoln y Mario Díaz-Balart, sobrinos de Mirta y que están entre los dirigentes cubano-americanos más anticastristas en Washington— nació el primero de septiembre de 1949.

Poco después de graduarse de Leyes en 1950, Fidel Alejandro se involucró con más fuerza en la política, con especial énfasis tras el golpe de Estado de Batista en 1952 y se distanció paulatinamente de su esposa.

Una acción militar que dirigió en julio de 1953 cambió su vida: el fracasado asalto al cuartel Moncada, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, y por la que, como parte de otras emboscadas que gestó contra instalaciones castrenses, cayó preso junto a otras figuras que luego fueron esenciales en la guerrilla y en la revolución. Encarcelado primero en el oriente y luego en la prisión de la occidental Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), profundizó los lazos que antes del ataque estableció con la joven Natalia Natty Revuelta Clews (1925-2015), quien estaba casada con el médico Orlando Fernández.

Amnistiado por presión de su suegro en mayo de 1955, con el resto de presos por al ataque al Moncada, el famoso combatiente contra Batista volvió a relacionarse en La Habana con la joven Revuelta, quien le visitó prisión y sirvió de correo y para otros menesteres.

Con la joven Revuelta embarazada, salió poco después exiliado a Estados Unidos y México. Viviendo en el exilio, se le notificó de la demanda de divorcio en 1955 por factores como infidelidad, desatención a su hijo, largas permanencias fuera del hogar e irresponsabilidad en la manutención financiera de Mirta y Fidel Félix.

Poco después se enteró de que Natty dio a luz a Alina Fernández Revuelta, en marzo de 1956. Pero el verdadero padre de la niña sólo la reconoció en secreto —y para conocimiento de algunos pocos—, tras el triunfo de la revolución en 1959. Hastiada de la vida en la isla y de la situación política, la hija de Castro que forjó una carrera de modelo en La Habana, huyó de Cuba en 1993, disfrazada de turista española y con pasaporte español falso, para establecerse primero en Madrid y luego en Miami como activista contra el régimen cubano.

En 1956, Jorge, el tercer hijo de Castro, nació en Cuba, de una relación extramatrimonial con la cubana María (o Amparo) Laborde. Padre de cuatro hijos y casado, Jorge es el menos conocido de los ocho descendientes directos del Comandante en Jefe. Otro hijo nacido ese año es Francisco Pupo.

El hijo mayor, en tanto, creció al principio con su madre, dentro y fuera de Cuba.

Tras el triunfo de la revolución, su para entonces poderoso padre logró que su ex esposa aceptara enviarlo de visita a la isla. Sin embargo, y casi a la fuerza, lo que hizo fue arrebatárselo a la madre y apropiarse de su custodia, sin que Mirta pudiera evitarlo.

Conocido en los corrillos del poder en Cuba como Fidelito y, en algunos círculos de seguridad con el seudónimo de José Raúl, el primogénito es un físico nuclear que estudió en la ahora desaparecida Unión Soviética e integra instituciones científicas cubanas. Con frecuencia, Fidelito viaja a Madrid a visitar a su madre.

Luego de la relación con Castro, la joven Díaz-Balart se vinculó sentimentalmente con el abogado cubano Emilio Núñez Blanco, reconocido anticastrista con el que procreó a Mirta, hermana por parte de madre del primogénito del líder castrista.

La maestra

Nacida a mediados de la década de 1940 en la surcentral ciudad de Trinidad, Dalia empezó una relación con el líder cubano en 1961: ella era maestra de escuela y secretaria en un sindicato de trabajadores azucareros y él estaba involucrado en una campaña de alfabetización.

La vinculación se cimentó y así, en su orden, nacieron Alexis, Alexánder, Alejandro —los tres ligados al mundo de las computadoras—, Antonio, médico ortopédico, y Ángel, de quien se sabe que estudió medicina y nació en 1972. Sus padres se casaron por lo civil en 1980. Los cinco estudiaron en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin, en las afueras de La Habana, la principal y más prestigiosa escuela de la fase final de secundaria de Cuba.

Con los años, los cinco ganaron fama en el mundo social habanero. Protegidos por un anillo de guardaespaldas, algunos fueron asiduos visitantes de las principales discotecas de los hoteles de La Habana a mediados de la década de 1990. A escondidas de sus custodios, en ocasiones lograron beberse uno o dos tragos de ron o un par de cervezas.

La protección sobre ellos cinco siempre ha sido recelosa… como lo fue en la escuela Victoria del Socialismo.

Su barrio

Ubicada en Santa Fe, comunidad del oeste de La Habana en la que Fidel Castro escondió su residencia y convirtió en “su” barrio, invisible de lejos y sometido a una misteriosa e impenetrable estructura de seguridad rodeada por terrenos, la escuela Victoria del Socialismo —a la que asistieron tres hijos del fallecido líder— funcionó en una discreta e inadvertida vivienda frente a un campo de aviación de la Fuerza Aérea de Cuba.

Al lado de la escuela —cercada por plantas, enredaderas y vegetación diversa y creada exclusivamente para educar a tres de los cinco hijos del Comandante en Jefe— estuvo
La Hiedra, club para oficiales del Ministerio del Interior.

El alumnado de la escuela en la que se educaron Antonio, Alejandro y Angel Castro Soto del Valle debió respetar reglas estrictas de riguroso uniforme, siempre perfectamente planchado. Las niñas con enagua roja, blusa blanca, medias blancas hasta las rodillas, zapatos negros y relucientes, boina, uñas limpias y sin pintar, pelo recogido. Los niños con pantalón rojo, camisa blanca, medias blancas, zapatos negros y relucientes, boina y uñas limpias.

“Mucha disciplina”, recordó uno de sus estudiantes, quien pidió reserva de su identidad. “Teníamos tiempos cronometrados para cada cosa, para el baño, para las comidas, las meriendas y las siestas”, relató, al insistir en que “teníamos los mejores profesores y médicos”.

La mayor parte del personal del centro educativo “vivía en el barrio de Fidel”, explicó el orgulloso egresado de la escuela. Otro ex alumno cuestionó: “Todos eran gente 100% de confianza. ¿Por qué cree que hoy por hoy nadie sabe de esto?”

Y mientras el igualitarismo impuesto por la revolución eliminó divisiones sociales, desterró los privilegios de unos pocos en el capitalismo pre1959 y envió a casi todos en la isla a buscar cualquier forma para llegar a sus centros de estudio, el estudiantado de Victoria del Socialismo gozó de un servicio exclusivo de autobuses que, a diario, les llevó en el viaje de ida y vuelta entre los barrios Nuevo Vedado y Miramar —donde residía la mayoría de la dirigencia favorecida con la escuela— y Santa Fe.