Fidel Alejandro Castro Ruz, el líder histórico de la Revolución Cubana y protagonista de la mayor división ideológica, política y económica del siglo XX, murió anoche a los 90 años, anunció su hermano, el presidente Raúl Castro.

“Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy, 25 de noviembre de 2016, a las 10:29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz”, dijo Raúl.

Tal como era la voluntad de Fidel, sus restos serán cremados hoy mismo y se le rendirá un homenaje póstumo, cuyos detalles revelará el gobierno cubano en las próximas horas. Mientras algunos líderes internacionales comenzaban a reaccionar a la noticia del deceso, en Miami miles de exiliados cubanos celebraban al grito de: “¡Libertad!”.

Alejado del poder desde 2006, primero temporalmente, y definitivamente desde 2008, la muerte de Fidel, cuyas causas aún se desconocen, cierra un ciclo de 60 años que comenzó en 1956 con su desembarco en la costa suroccidental de la antigua provincia de Oriente de Cuba al frente de 82 expedicionarios llegados a bordo del yate Granma, con lo que inició la guerra revolucionaria en las montañas de la Sierra Maestra contra la dictadura de Fulgencio Batista, derrocado en 1959.

Las últimas imágenes publicadas de Fidel Castro son del pasado 15 de noviembre, cuando se reunió con el presidente de Vietnam, Tran Dai Quang. Su última aparición pública fue el 13 de agosto durante la celebración de su cumpleaños en el Teatro Karl Marx, de La Habana. El primer ministro canadiense, Justin Trudeu, visitó la isla la semana pasada y estaba previsto que se reuniera con Fidel, pero la cita se canceló.

Desde su salida del poder en el año 2006, Fidel, de quien se sabe tuvo nueve hijos, incluyendo Alina, su más feroz crítica, vivía retirado de la primera línea política y solía recibir a personalidades internacionales en su residencia privada.

En abril, durante el XVII Congreso del Partido Comunista de Cuba, Fidel Castro dio su último discurso, uno que sonó a despedida y en el que reafirmó las ideas políticas que marcaron su vida. “A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos”, señaló.

Fidel sobrevivió a alrededor de 630 atentados o intentos de ataque; a la caída de la Unión Soviética, su principal aliado por años; a la muerte de su gran amigo y apoyo, el presidente venezolano Hugo Chávez; a 10 líderes de Estados Unidos... “Fidel vivirá por siempre”, decían muchos cubanos.

Odiado por la disidencia cubana, que lo llamaba dictador, alabado por quienes veían en él a la única figura que enfrentó al poderío estadounidense, al “imperio”, como él solía llamarlo, la salud fue lo que obligó a Fidel a retirarse del poder, que quedó en manos de Raúl, cinco años menor.

Al relatar el “enorme esfuerzo” de sus actividades de julio de 2006, Castro, entonces de 79 años, reveló que luego de “días y noches de trabajo continuo sin apenas dormir dieron lugar a que mi salud, que ha resistido todas las pruebas, se sometiera a un estrés extremo y se quebrantara”.

“Esto me provocó una crisis intestinal aguda con sangramiento sostenido que me obligó a enfrentar una complicada operación quirúrgica”, precisó, al advertir que la cirugía “me obliga a permanecer varias semanas de reposo, alejado de mis responsabilidades y cargos”. Las celebraciones previstas para el 13 de agosto de ese año, cuando cumplió 80 años, quedaron postergadas.

En su Letra 2006, un documento que emiten cada enero con sus profecías anuales, los santeros yoruba, la religión de la isla de origen africano, alertaron que los cubanos deberían estar atentos a la salud del “comandante”, clamaron por la custodia de secretos y, con uno de los refranes que regiría ese año, advirtieron: “En una silla no pueden sentarse dos personas a una misma vez”. De esto han pasado 10 años. Y a partir de diciembre de 2014, Fidel fue un testigo casi silencioso de lo que durante su régimen fue impensable: la reanudación de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, que culminó con la visita, en marzo de 2016, del presidente estadounidense Barack Obama a La Habana, en marzo de 2016.

Fidel era conocido por sus largos discursos: uno de ellos ante los cubanos duró siete horas 10 minutos (1986), y otro, en Naciones Unidas, se prolongó cuatro horas, 20 minutos (1960). “Condénenme, no me importa, la Historia me absolverá”, dijo en 1953, cuando a los 27 años fue condenado por el asalto al cuartel Moncada, su primera acción armada contra la dictadura de Batista.

Como presidente, se mantuvo 49 años y 55 días. “Una revolución no es un lecho de rosas. Una revolución es una lucha a muerte entre el futuro y el pasado”, dijo en 1959. Y defendió su Revolución socialista hasta la muerte.

Pese a que ya no ejercía cargo político alguno, su muerte será una sacudida no sólo para Cuba, sino para el mundo, quedando como último sostén de la Revolución Cubana, Raúl Castro, quien afirma que el país seguirá la senda socialista, si bien de un modo más pragmático.

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