El estallido de un camión-bomba ayer causó la muerte de entre 75 y 100 personas, en su mayoría peregrinos iraníes chiítas, en una gasolinera en la ciudad de Hilla, a 100 kilómetros al sur de Bagdad, dijeron la policía y fuentes médicas.

El Estado Islámico (EI), grupo extremista sunita que considera a los chiítas como apóstatas, se adjudicó la responsabilidad del ataque en un comunicado online. El grupo también está luchando contra una ofensiva respaldada por Estados Unidos en su bastión de Mosul, en el que milicias chiítas entrenadas por Irán han tomado parte del combate.

Fuentes de seguridad de Hilla hablaron de unos 75 muertos, en tanto que fuentes médicas dijeron que serían al menos 100. Los peregrinos se dirigían de regreso a Irán desde la ciudad sagrada iraquí de Kerbala, donde celebraron el Arbaeen, los 40 días de luto por el asesinato del imán Hussein, un nieto del profeta Mahoma, en el Siglo VII d.C., dijeron fuentes médicas.

La gasolinera tiene un restaurante adyacente que es popular entre los viajeros. Cinco ómnibus con peregrinos se incendiaron por la potencia del estallido del camión-bomba. Según fuentes de seguridad, el terrorista suicida estaba siguiendo los movimientos de los peregrinos y eligió hacerse estallar en ese lugar, donde se congregó gran número de ellos para repostar combustible, comer y hacer algunas compras, en un área que carece de medidas de seguridad.

Un residente de la zona de Al Shumli, Abás Abdelhadi, dijo a EFE que se encontraba cerca de la gasolinera cuando se produjo una explosión “masiva” y “violenta”, y posteriormente un intenso humo y llamas empezaron a elevarse y cubrir el lugar, lo que causó “terror” entre los presentes. Explicó que pudo ver decenas de cadáveres, al igual que fragmentos de metal y otros objetos.

En su comunicado, el EI aseguró que el terrorista suicida hizo estallar un vehículo cargado de explosivos en medio de un grupo de “visitantes renegados” y causó más de 200 víctimas, entre muertos y heridos. El EI emplea el término “renegado” para calificar a los chiítas, que suelen ser blanco de ataques por parte de la organización radical en Irak, donde esta rama del islam es mayoritaria.

El ministerio de Relaciones Exteriores de Irán condenó el ataque sin dar cifras de fallecidos.

Teherán continuará apoyando “la lucha implacable de Irak contra el terrorismo”, aseguró el portavoz de la cancillería, Bahram Qasemi, citado por la agencia de noticias Tasnim.

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