Al menos 25 civiles murieron en ataques a la ciudad de Aleppo, en el norte de Siria, donde no queda ningún centro de salud grande en pie, informaron ayer organismos de derechos humanos.
El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos dijo que las acciones fueron perpetradas por el gobierno de Siria y sus aliados. Con base en la cifra de víctimas, se trata de los ataques más intensos desde el recrudecimiento de la violencia, el pasado martes. Los bombardeos a hospitales en las áreas rebeldes de Aleppo han provocado que todas las grandes clínicas de salud quedaran fuera de servicio, informó la Unión de Organizaciones Médicas Sirias (UOSSM, por sus siglas en inglés).
El último en ser atacado y destruido por los bombardeos del régimen y sus aliados la noche del viernes fue el hospital Omar Bin Abdul Aziz, en la parte este de la ciudad.
Además, otras cuatro clínicas tuvieron que ser cerradas el viernes tras los ataques aéreos, indicó la UOSSM.
“La destrucción intencional de infraestructura necesaria para la supervivencia ha dejado a la gente asediada, incluso niños, ancianos y mujeres, sin instalaciones médicas donde los atiendan”, declaró la Dirección de Sanidad de Aleppo.
Estados Unidos condenó los ataques y responsabilizó a Rusia, alidada del régimen sirio de Bashar al-Assad, de haber “facilitado” que tuvieran lugar. Moscú negó toda participación en los ataques.
El Observatorio reportó que las fuerzas kurdas respaldadas desde el aire por fuerzas estadounidenses tomaron control de la ciudad de Tel al Saman, a unos 30 kilómetros al norte de Al-Raqqa, que estaba en poder del Estado Islámico.
Al menos siete civiles murieron por los ataques aéreos contra los yihadistas en un pueblo ubicado al norte de Al Raqqa, según el Observatorio. Fuentes médicas hablan de 20 decesos en tres ataques.