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Argentina inaugurará un hospital intercultural donde los médicos universitarios y los médicos indígenas mapuche convivirán en la misma jerarquía. El Centro de Salud Intercultural Rangiñ Kien será un nuevo sanatorio de este tipo en Latinoamérica (siguiendo un ejemplo chileno) y el primero en este país, y estará situado en el paraje Epu Pehuén, que es territorio de dos comunidades mapuche: Aigo y Huenguihuel. El paraje queda en la provincia patagónica de Neuquén, donde la mayoría de la población es de origen mapuche.
“Al momento de un problema de salud, los originarios precisan atención médica y no quieren renunciar por eso a sus creencias”, dice un comunicado reciente de la Legislatura de la provincia de Neuquén.
“Los médicos, científicos y curanderos mapuche trabajarán juntos, poniendo a prueba la convivencia, el intercambio, el respeto y la valoración mutua. Quienes no acepten la medicina tradicional podrán contar con una ceremonia religiosa o recibir los preparados naturales según sus costumbres”.
La creación del hospital —cuya inauguración se espera para antes de fin de año— se enmarca legalmente en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que marca el respeto al derecho de los pueblos originarios a ser consultados para adecuar parámetros de atención médica a sus tradiciones y culturas.
“La idea de dar lugar a la medicina ancestral mapuche es buena para entablar un diálogo, pero estaremos atentos a cómo se pone en ejercicio lo que se escribe, porque el reconocimiento de los actores de la medicina mapuche puede ser un problema”, dijo María Pety Piciñam, una autoridad comunitaria mapuche, a EL UNIVERSAL.
“Hay que ver cómo hacen para reconocer un saber que no está respaldado por la ciencia hegemónica. Orientar las camas con las cabeceras hacia el este o armar un fogón en el hospital son cuestiones que tienen que ver con las costumbres, pero poner en valor el saber como tal requiere una definición política con base en los derechos reconocidos”.
“Existe una complementaridad entre la medicina y las distintas visiones de cómo mejorar la salud. Este encuentro convive desde hace mucho tiempo, y con los conflictos que esto implica, lo transitamos”, indicó Facundo Cornejo, director del área de Salud Integral del Ministerio de Salud de Neuquén.
“A quienes fuimos formados en una medicina occidental, académica y cientificista, nos cuesta comprender que hay otras posibilidades de sanidad”. “El pueblo mapuche no tiene curanderos, sino médicos con especialidades: hay quienes tratan los huesos, los embarazos, la salud mental y otras cuestiones”, explicó a este diario Piciñam. “Un médico mapuche ve al enfermo desde un punto de vista integral y holístico, a diferencia de la medicina occidental; ésta trata una enfermedad escindida del resto del cuerpo, del espíritu y del medio ambiente. Nosotros no nos hemos quedado en el pasado: hoy los médicos mapuche pueden tratar el sida y otras enfermedades huincas”.