Guatemala, Honduras y El Salvador, fuentes de una constante y masiva migración irregular a Estados Unidos, anunciaron ayer que activarán una “posición conjunta” para defender a millones de ciudadanos de sus países que podrían sufrir el impacto de las políticas antiinmigrantes prometidas por el presidente electo, Donald Trump, dada su situación de migrantes indocumentados.

Con más de 5 millones de centroamericanos que viven sin documentos en EU, en su mayoría oriundos de esas tres naciones que forman el Triángulo Norte de Centroamérica, los gobiernos se preparan para un eventual incremento de las repatriaciones de sus ciudadanos.

Tras convertirse la semana pasada en el ganador de las presidenciales estadounidenses, Trump reconfirmó que al tomar posesión trabajará para deportar a unos 3 millones de migrantes irregulares que tengan antecedentes penales.

Los presidentes Jimmy Morales, de Guatemala; Salvador Sánchez, de El Salvador, y Juan Orlando Hernández, de Honduras, han instruido a sus cancillerías para que “elaboren una posición conjunta que reafirme las bases de las relaciones con las nuevas autoridades” de EU, “especialmente en el tema migratorio”, así como en “los tópicos de empleo e inversión”.

Los gobernantes reiteraron su “compromiso de continuar trabajando para atacar las causas que generan la migración irregular” hacia EU y “la creación de mayores oportunidades de desarrollo” en su territorio.

Con 17 mil 522 homicidios contabilizados a lo largo de 2015, y 8 mil 382 de enero a junio de 2016, según cifras oficiales, la zona del Triángulo Norte de Centroamérica es la región sin conflicto bélico más violenta del mundo, lo cual genera condiciones para que se dispare la migración. Además, 50% de sus 31 millones de habitantes vive en la miseria, lo que hace que los que se quedan busquen el reencuentro con sus familiares que ya residen en Estados Unidos, ya sea con sus papeles en regla o como indocumentados.

En una primera declaración luego de la victoria de Trump, cuyas propuestas contra la migración ilegal fueron base de su campaña, Honduras, El Salvador y Guatemala reafirmaron individualmente su voluntad de trabajar con el futuro gobierno estadounidense sobre los conflictos migratorios.

Guatemala solicitó reconocer “el valioso aporte” de los migrantes en EU, mientras que El Salvador instó “a la calma” a los salvadoreños que viven en ese país.

Se teme que muchas personas busquen llegar a Estados Unidos de manera ilegal antes de que inicie la presidencia de Trump.

El canciller salvadoreño, Hugo Martínez, pidió no “sobredimensionar” la alerta de Trump sobre deportaciones. “Evidentemente eso [las deportaciones masivas] es algo que ya el mismo presidente [Barack] Obama venía haciendo”, recordó.

Agregó que con Obama se acordó que las deportaciones se enfocarían en personas con antecedentes penales “y no hacia personas que el único problema que tenían era estar de manera irregular” en EU.

En tanto, las cancillerías de los tres países mantienen consultas para fijar una “posición conjunta”.

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