La victoria de Donald Trump en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos ha dado un nuevo impulso a los líderes conservadores en lo que se cree será la próxima batalla del populismo: Francia. La líder de ultraderecha Marine Le Pen está convencida de que su postura antiinmigración y contra el islam puede llevarla a la presidencia en cinco meses.


El expresidente Nicolas Sarkozy, que aspira a recuperar su antiguo trabajo, dijo el martes en un mitin en Niza que el triunfo de Trump demuestra que los políticos deben escuchar "la cólera de la gente".


Los sondeos indican que Sarkozy enfrenta dos rivales importantes —los ex primeros ministros Alain Juppe y François Fillon— en las primarias de dos rondas en su partido, que comienzan el domingo.


Por su parte, Le Pen abre el miércoles la sede de su campaña para las elecciones del año que viene en un barrio acomodado de París.


En el otro bando, el exministro de Economía y ex banquero de inversión Emmanuel Macron, de 38 años, anunció el miércoles su candidatura a las elecciones.


Macron, conocido por su estilo franco, dijo creer firmemente que "Francia puede tener éxito" si hace más reformas para ser más competitiva en el plano internacional. El exministro presentó su campaña con un discurso en el suburbio parisino de Bobigny.


Macron fundó este año un movimiento político moderado llamado "En Marche!" (In Motion). Nunca ha ejercido un cargo electo.


Como ministro del presidente socialista François Hollande entre 2014 y agosto de 2016, presionó a favor de política liberales. Ha fomentado especialmente la creación de nuevas empresas tecnológicas y aprobado una ley que flexibiliza el mercado laboral.


Sus iniciativas provocaron duras críticas de muchos miembros del Partido Socialista, que creen que ha traicionado los ideales de izquierda.

jlcg

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