San José.— Al escuchar las preguntas sobre las reiteradas alertas de fraude electoral lanzadas por Donald Trump, candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, la ex mandataria de Costa Rica, Laura Chinchilla, jefa de la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) de los comicios estadounidenses, sentencia: el fraude “es inconcebible”.
“No hemos encontrado una sola evidencia” para sospechar de un fraude que cambie la decisión que se dicte en las urnas el próximo 8 de noviembre, dijo Chinchilla en entrevista con EL UNIVERSAL, al precisar que la misión está formada por 40 expertos de 17 países (entre los que figuran los mexicanos Javier Tejado Dondé y María del Carmen Alanís).
Chinchilla, de 57 años, con maestría en Políticas Públicas y primera mujer en ser presidenta de Costa Rica (país que gobernó de 2010 a 2014), fue designada el pasado 9 de septiembre como jefa de la primera misión electoral de la OEA para las elecciones en EU.
De más de 240 misiones de observación en 26 países de América Latina y el Caribe que desplegó desde 1962, el organismo nunca envió una a EU, lo que coincide con la alerta de fraude hecha por Trump.
¿En qué estados operarán los observadores de la OEA?
—Concentramos la observación en 14 estados. En 12 recibirán [a la misión de observadores] desde esta semana y el día de las elecciones [California, Colorado, Washington D.C, Iowa, Kansas, Maryland, Minnesota, Montana, Nebraska, Nueva York, Rhode Island y Wisconsin] y otros dos [Georgia y Pensilvania] la recibieron en el voto anticipado que existe en Estados Unidos. Fue una selección rigurosa sobre representación geográfica y afiliación partidaria. Florida y Texas no permiten observación.
Observaremos estados tradicionalmente republicanos o demócratas, pero también otros que no están definidos. Otro criterio fue la diversidad de sistemas electorales en EU, con el fin de contrastarlos y compararlos porque, en el fondo, son la característica principal del sistema estadounidense, muy descentralizado y diverso.
¿Quiénes integran la misión?
—Tenemos 40 expertos y observadores de 17 países de América Latina, así como Canadá y España. Entre ellos están también algunos representantes de origen mexicano. Tenemos el apoyo de otros expertos mexicanos que son parte del personal permanente especializado de la sede de la OEA, en Washington, quienes nos dan respaldo aprovechando que allí es donde la misión de observación electoral tiene su sede.
¿Hay riesgo de fraude? Trump ha denunciado que las máquinas que captan votos anticipados los están cambiando en Texas.
—Al día de hoy no hemos encontrado evidencia que nos haga presumir de un fraude electoral capaz de cambiar la decisión mayoritaria de las votaciones. Con esto tampoco estoy negando que se vayan a encontrar problemas.
En la fase preliminar de registro [de ciudadanos] o identificaciones del voto anticipado, se han presentado denuncias de ciudadanos, partidos y organizaciones de derechos civiles. Pero estas denuncias parecieran estar dentro de lo normal de un proceso. Constatamos que esas denuncias son atendidas por las autoridades pertinentes. Una cosa son esos problemas y otra es hablar de un fraude a gran escala que pueda revertir los resultados de una elección.
No hemos visto ni tenido una sola evidencia de que algo así pueda suceder, sino todo lo contrario. El sistema es sumamente descentralizado y participan cientos de miles de actores en distintas etapas que se balancean entre sí como partidos, organizaciones civiles, medios de comunicación y todo el aparato local.
El manejo de los sistemas informáticos es de cada estado o muchas veces cada condado tiene el suyo y lo que sí nos ha sido garantizado es que todos esos sistemas están desconectados de internet, para tampoco esperar algún hackeo o intervenciones maliciosas a los sistemas que manejarán la información sensible el día de las elecciones.
Trump ha dicho que si no gana, desconocerá el resultado. ¿Esperan impugnaciones?
—Eso es lo que él ha dicho, pero lo que siempre se aconseja en todo proceso electoral es, en caso de que se cierre con relativa normalidad, acogerse al resultado. Si algo diferente pasara tendrá que haber una justificación muy de fondo.
Hasta ahora no hemos visto que el sistema pueda dar pie a un fraude masivo acordado por distintos factores que puedan revertir dramáticamente el resultado en las urnas. Un escenario de ese tipo es prácticamente inconcebible, por la forma en que el sistema electoral está diseñado. Un fraude de esas magnitudes, como se ha querido sugerir, resultaría inconcebible con las características del sistema estadounidense, porque los estados o los condados administran el proceso.
Cerca de 30 estados están en manos republicanas. Nos entrevistamos con gobiernos [estatales] que administran el proceso electoral. Les preguntamos qué opinan de la posibilidad de un fraude que cambie el resultado y no comparten ni por asomo esa posibilidad. Defienden los mecanismos que pueden evitar que esas cosas sucedan.