Nueva York.— António Guterres, de 67 años, será el próximo secretario general de las Naciones Unidas.
Este hombre, que fue primer ministro de Portugal de 1995 a 2002, es desde siempre un humanista, un realista y un “hombre de acción”.
Cuando a comienzos de año rechazó la nominación del Partido Socialista (PS) para competir en las elecciones presidenciales, explicó en una entrevista: “Un jefe de Estado es como una especie de árbitro. Pero quiero jugar a la pelota, quiero estar en el campo de juego, tener acción, intervenir permanentemente”. Ya desde joven quiso “modificar una sociedad llena de injusticias”.
El ingeniero luso se propone “aplicar toda su experiencia” en la cúpula de las Naciones Unidas”, según declaró él mismo hace unos meses.
“Viví en Portugal una revolución [la de los Claveles de 1974], estuve luego en primera línea del frente en la democratización de nuestro país, fui miembro del partido y del gobierno y luego primer ministro. Y luego tuve esta posibilidad increíble, durante 10 años (2005-2015), de ayudar en el respaldo a los refugiados”, dijo aludiendo al tiempo que encabezó la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). En este cargo, Guterres debió hacer frente a una de las más graves crisis migratorias. Y expuso abiertamente de manera frecuente la incapacidad de la Unión Europea.
En su semblanza en la página web de la ACNUR se lee que el hombre nacido en el suburbio lisboeta de Santos-o-Velho lideró una profunda reforma estructural en este organismo, reduciendo la cifra de funcionarios en Ginebra en más de 20% y mejoró la capacidad de respuesta a las emergencias y el manejo de gastos.
Guterres reemplazará a Ban Ki-moon, quien ha tenido un mandato gris, y asumirá el pilotaje de una nave en cuyo interior hay voces cada vez más fuertes que reclaman una reforma urgente de su estructura, especialmente del Consejo de Seguridad, en un mundo en el que la diplomacia empieza a tambalearse por el incremento de las tensiones entre EU y Rusia.
Ahora, la comunidad internacional puede esperar que la ONU tendrá al frente a un hombre capaz. Quienes lo rodean reconocen que Guterres tiene los pies sobre la tierra y no promete utopías. En 2002 dijo: “No quiero salvar a la humanidad, pero quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para lograr mejoras”.