Los rebeldes sirios abrieron un nuevo frente en Aleppo en el tercer día de un contraataque impulsado por los insurgentes para romper con el asedio del gobierno de Bashar al-Assad en la zona de la ciudad controlada por la oposición, en medio de acusaciones mutuas de uso de gas venenoso.

Los rebeldes, incluidas facciones del Ejército Libre Sirio y yihadistas, quieren terminar con el asedio tomando áreas controladas por el gobierno en Aleppo, para unir el este de la ciudad con las áreas rurales que controlan en el oeste.

Medios estatales sirios reportaron que militantes habían lanzado proyectiles con gas cloro en al-Hamdaniya, zona residencial de la parte que controla el gobierno. Los rebeldes negaron la acusación y a su vez afirmaron que fueron fuerzas de Al-Assad las que lo dispararon.

El director de un hospital de Aleppo dijo que una decena de personas habían sufrido asfixia en el presunto ataque de los rebeldes, pero no se reportaron muertes.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo que tenía informes de sofocación entre combatientes del gobierno por proyectiles lanzados por rebeldes, pero que no sabía si el gas cloro era la causa.

También informó que al menos 38 civiles han muerto, incluyendo 14 niños, y más de 250 resultaron heridos en las últimas 48 horas por cohetes lanzados por los rebeldes.

Advirtió que la cifra de víctimas mortales podría incrementarse debido a que algunos de los más de 250 heridos se encuentran graves.

El Observatorio reportó también que por lo menos 64 rebeldes y 55 soldados perdieron la vida en los últimos dos días durante los enfrentamientos de ambos bandos.

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