Francia comenzó hoy el desmantelamiento físico del campamento de inmigrantes de Calais, el más grande del país, un día después de haber iniciado la evacuación de sus más de 6 mil residentes, un proceso que prosiguió, aunque con una menor cadencia.
Operarios de una empresa privada, protegidos por un importante despliegue policial, empezaron a desmontar las primeras chabolas de fortuna donde durante meses han estado viviendo inmigrantes, sobre todo sudaneses, eritreos y afganos, a la espera de poder pasar clandestinamente al Reino Unido.
Así se formó un inmenso campo de refugiados que según las autoridades francesas albergaba a unas 6 mil personas antes del inicio de su evacuación, una cifra que las organizaciones humanitarias elevan hasta las 8 mil.
En dos días, las autoridades galas han logrado convencer a unos 4 mil extranjeros a abandonar voluntariamente Calais para ser trasladados a uno de los 450 centros provisionales repartidos por todo el territorio.
Allí son acogidos de forma digna y comienza el estudio de sus demandas de asilo en Francia.
A cambio, los inmigrantes se alejan de Calais, la puerta de entrada al Reino Unido, el destino que les llevó a instalarse en ese poblado chabolista durante meses, porque a su lado está la entrada del túnel ferroviario bajo el Canal de la Mancha y el puerto del que parten los ferris.
Si en el primer día de evacuación fueron unos 2.500 inmigrantes los que eligieron irse, hoy se les sumaron otros mil 500, según las cifras de la Prefectura (delegación del Gobierno).
La prefecto de Calais, Fabienne Buccio, declaró a Efe que el ritmo de la evacuación "es bueno" y "va según lo previsto".
En este sentido, aseguró que el inicio del desmantelamiento de las chabolas "puede contribuir a convencer a los que dudan de que es necesario que tomen uno de los autobuses que les llevan a los centros provisionales de acogida".
Una opinión que comparte el presidente de la asociación "Albergues de Inmigrantes", Christian Salomé, quien dijo a Efe que "cuando vean el inicio del desmantelamiento de sus viviendas habrá un efecto psicológico que les animará a marcharse".
Más crítica se mostró la alcaldesa de Calais, Natacha Bouchart, que consideró "prematuro" caer en la euforia y señaló que "solo se ha hecho lo más fácil, que es evacuar a los que querían irse".
"Mi experiencia me dice que los días siguientes serán más difíciles y estoy casi segura de que habrá que recurrir a la fuerza para expulsar a los recalcitrantes, azuzados por militantes radicales", afirmó la regidora, que pertenece al opositor partido conservador Los Republicanos.
El centro de recepción abierto por las autoridades a pocos metros del campamento registró hoy una menor actividad que el día de apertura.
Las asociaciones creen que los primeros en partir fueron una mayoría de sudaneses y eritreos, mientras que los afganos, que son ahora la principal nacionalidad que queda, son más reacios a alejarse del Reino Unido.
En paralelo, la actividad de los agentes del Gobierno y de las asociaciones que colaboran con ellos se centró en los menores, que están siendo concentrados en unos barracones levantados hace meses por las autoridades junto al campamento.
De los 1.300 niños que se calculaba que había, el menor de ellos de 8 años, 300 han sido ya enviados al Reino Unido y otros 800 están ya alojados en el centro provisional.
Allí sus casos son estudiados, se confirma que no tienen 18 años y aquellos que pueden demostrar que tienen familiares en el Reino Unido son trasladados a ese país en virtud de los acuerdos bilaterales entre Londres y París.
El resto deberán ser tutelados por el Gobierno francés hasta que cumplan la mayoría de edad y puedan pedir el asilo político.
Mientras, el desmantelamiento físico de "la Jungla" comenzó de forma tímida, casi simbólica, a primera hora de la tarde. Una veintena de operarios, vestidos con uniformes naranja, empezaron a desmantelar tiendas en una zona que previamente se habían asegurado que estaba deshabitada.
Siguieron el mismo procedimiento que en marzo pasado se hizo para arrasar la parte sur, y que según la prefecto "dio tan buen resultado". Posteriormente se usarán las excavadoras pesadas.
El inicio de esas labores hizo que en diversos puntos del campo algunos inmigrantes quemaran sus chabolas antes de que fueran desmanteladas.
Las operaciones de evacuación se extenderán a lo largo de la semana, sin que por el momento se sepa qué tienen previsto hacer las autoridades con quienes se nieguen a abandonar el
campamento, 2 mil según "Albergues de Inmigrantes", una cifra que el Ejecutivo considera "infundada".
jlcg