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“Todo el mundo tiene miedo, se viven días oscuros”

La persecución a los seguidores de Fetullah Gülen se encamina al genocidio, advierte

Simpatizantes de Gülen, con una pancarta en la que se lee “no nos quedaremos callados” (izq.) y otra que dice “no se puede silenciar a los medios libres”, en una protesta en Estambul (ARCHIVO. REUTERS)
02/10/2016 |00:55
Redacción El Universal
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Washington.— El régimen turco de Recep Tayyip Erdogan continúa con su purga y en el proceso ha incurrido en una serie de violaciones a los derechos humanos, incluyendo la tortura, afirma el doctor Alp Aslandogan, líder de la Alliance for Shared Values (Alianza por los Valores Compartidos, AfSV, por sus siglas en inglés), que centraliza y unifica el diálogo de asociaciones relacionadas con el movimiento Hizmet de Fetullah Gülen en Estados Unidos.

Erdogan acusa a Gülen y sus seguidores de estar detrás del fallido golpe de julio pasado y reclama a Estados Unidos la extradición del clérigo, mientras que Turquía ha detenido a sus simpatizantes. Gülen rechaza las acusaciones y asegura que lo ocurrido no fue sino un “autogolpe” montado por el propio presidente Erdogan para de ese modo deshacerse de la oposición y tener más poder.

Aslandogan respondió a un cuestionario enviado por EL UNIVERSAL acerca de la situación en Turquía tras el intento de golpe y cómo se vive el exilio de Gülen. Aquí, un extracto:

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¿Cómo ha cambiado Turquía, dos meses después del golpe?

—La purga masiva que empezó tras el golpe continúa, y el objetivo son los que son vistos como críticos y no leales al régimen de Erdogan. Hemos identificado más de 10 categorías de violaciones de los derechos humanos, entre ellas tortura. Es una tragedia humanitaria. Todas las agencias internacionales que lo están siguiendo han criticado las purgas pos-golpe del gobierno turco, pero la situación no está mejorando.

Otro resultado de las severas y masivas medidas del gobierno es el silenciamiento de toda la oposición: todo el mundo tiene miedo de ser etiquetado como simpatizante del golpe. Hay una atmósfera de miedo. Son días oscuros en la historia de Turquía.

¿Cuál es la situación de Recep Tayyip Erdogan? ¿Cuál ha sido la respuesta de la comunidad internacional?

—Erdogan ha reforzado su posición a nivel interno acumulando más poder y silenciando a los partidos de oposición. (…) Los líderes mundiales han sido críticos con la acumulación de poder y las purgas masivas, pero no son efectivos.

La principal preocupación de Europa es contener a los refugiados sirios fuera de sus fronteras y la de Estados Unidos mantener la cooperación turca en la lucha contra el Estado Islámico (EI). Para no poner en peligro la cooperación turca en estos temas están haciendo la vista gorda ante el socavamiento del presidente Erdogan a todas las instituciones gubernamentales y los abusos continuos a los derechos humanos. Creo que es una política de poca visión de futuro: las acciones del presidente Erdogan están convirtiendo a Turquía en un oasis para radicales violentos. El vacío creado queriendo eliminar el movimiento Hizmet se está llenando con grupos radicales que crecen en la retórica violenta antioccidental.

Gülen, en una entrevista reciente, dijo que no tenía dudas de que Erdogan está detrás del golpe de Estado

—Al principio fue muy cauteloso en acusar a Erdogan del intento de golpe, pero en vista de las evidencias que aparecen su discurso está evolucionando. Cuando habla de un escenario planeado, no creo que se refiera al intento de golpe per se, sino a los eventos que envuelven el golpe, incluyendo las purgas masivas basadas en listas preconcebidas.

¿Qué piensa cuando ve las cifras de prisioneros tras el golpe?

—La última vez que decenas de miles de personas fueron encarceladas en Turquía fue tras el golpe militar de 1980. Creo que es muy revelador que las actuales prácticas del gobierno de Erdogan recuerden esas acciones. El periodista Andrew Finkel señaló que Turquía esta-ba bajo un golpe a cámara lenta de Erdogan incluso antes del intento del 15 de julio. Ahora, utilizando esa excusa, está apuntando a todos sus críticos.

¿El movimiento de Gülen está sufriendo esta persecución?

—Absolutamente. Está cerrando todas las instituciones asociadas al movimiento Hizmet, haciendo detenciones en condiciones inhumanas (…) Los pasos en esta persecución contra los simpatizantes de Gülen se encaminan al genocidio. Lo único que falta es el asesinato deliberado. (…) Si no se aplican medidas efectivas contra esta persecución, no hay dinámica interna para evitar que esta persecución se convierta en genocidio.

¿Teme Gülen a la deportación?

—No. Él tiene 77 años y está esperando conocer a su Señor. No teme que la muerte lo encuentre en una cama en su residencia o en una cárcel. El tratado de extradición entre Estados Unidos y Turquía tiene ciertas condiciones (…) y hay pocas posibilidades de que se cumplan. Pero incluso si se cumplieran, está muy claro que no tendría un juicio justo en Turquía.