Madrid.— El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) votó ayer para echar a su líder Pedro Sánchez, medida que busca poner fin a la división interna del organismo y posiblemente solucionar el estancamiento político de nueve meses en el país.
Tras más de 10 horas de debate, Sánchez fue derrotado y de inmediato anunció su renuncia. Dijo que fue un honor haberse desempeñado en el puesto. El hombre que durante meses sostuvo el “no” al actual jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP), quedó fuera de escena a un mes de que expire en España el plazo para formar gobierno.
Prácticamente acorralado después de la dimisión de la mitad de la dirección del partido, Sánchez lanzó un órdago y convocó para ayer un cónclave para someter a votación del partido sus planes, consistentes en poner su cabeza a disposición de la militancia en unas elecciones internas y, en caso de lograr su respaldo, tratar de liderar un gobierno alternativo al de Rajoy con el apoyo de otras fuerzas. Otros en el PSOE son partidarios de abstenerse en un eventual debate de investidura para permitir que Rajoy pueda formar gobierno. Finalmente, unos 250 miembros del Comité Federal del PSOE, su órgano de decisión, votaron la propuesta de Sánchez, que fracasó con 133 votos en contra y 107 a favor.
“Mis padres me enseñaron que lo más importante es sostener mi palabra. Y lo he hecho con firmes convicciones. Desgraciadamente no han salido vencedoras y por tanto he anunciado mi dimisión”, dijo en una breve conferencia de prensa. “Para mí es un orgullo ser militante del PSOE y la comisión gestora que surja contará con mi apoyo leal”, añadió. Decenas de militantes socialistas se congregaron a las puertas de la sede del PSOE para externar su apoyo a Sánchez.
Se desconoce quién será su sucesor. El partido planea utilizar una comisión temporal de gobierno.
La división en el PSOE es profunda: el bando afín a Sánchez abogaba por tratar de liderar un Ejecutivo en España a través de pactos con otros partidos, mientras sus críticos preferían dejar gobernar a Rajoy, el candidato más votado en los comicios de junio, para evitar unas terceras generales en un año en el país.
Una de las primeras reacciones provino del líder del partido izquierdista Podemos, Pablo Iglesias: “Se imponen en el PSOE los partidarios de dar el gobierno al PP. Frente al gobierno de la corrupción, nosotros seguiremos con y por la gente”.